Venecia. La Mostra de Venecia afrontó la que probablemente haya sido su jornada más pobre, gracias sobre todo al cociente negativo que resultó de la adaptación de La soledad de los números primos, éxito literario de Paolo Giordano recalculado erróneamente por Saverio Costanzo. El realizador contó con la ayuda del escritor para rehacer la historia y traducirla en imágenes, pero varias reglas matemáticas acaban lastrando este filme protagonizado por Alba Rohrwacher, Luca Marinelli e Isabella Rossellini, quien canceló su asistencia al festival.
Por un lado, el orden de los factores sí altera el producto, y Costanzo decide trasladar el primer capítulo del libro al nudo de la trama. "Ir al cine conociendo la historia quita sentido al cine en sí. Por eso queríamos evitar que el lector pudiera decir "falta esto" o "falta lo otro" y romperle los esquemas, pero siempre siendo muy fieles al libro", explicó. La soledad de los números primos es la historia de Alice y Mattia, dos personas que intentan avanzar en la vida a pesar de que su infancia trágica les obstaculiza y les condena a la inadaptación. "Era dificilísimo captar la sutileza de la novela", se justificó el director. Por otro, sacando factor común entre la literatura y el cine, es decir, teniendo en cuenta que ambos narran una historia, resulta que Costanzo, curiosamente, no sabe contar. "A mí no se me da bien escribir diálogos", dijo ante el estupor de la prensa. Y por ello, llena la cinta de interminables escenas silentes, ralentizadas y orquestadas. Y, a pesar de los esfuerzos de los actores, la cinta no consigue ni aproximarse a la compleja introspección que afecta a los dos personajes, encallados en ese extraño concepto que explora el libro que es la soledad paralela.
"La escritura del guión se convirtió en un diálogo con Saverio para ver qué había visto él en el libro que yo no hubiera pensado", expresó por su parte Giordano. Y Costanzo decidió entonces eliminar las matemáticas de la ecuación - "decidimos convertir al personaje en alguien simplemente muy inteligente"- y quizá por eso las cuentas no le salen de ninguna de las maneras. "Tengo muchas limitaciones y quiero superarlas. Por eso me gusta probar y aceptar retos en terrenos que no conozco", aseguró.
El trece también es un número primo y trece son los samuráis que protagonizan la nueva película de Takaashi Miike, Thirteen Assassins, con la que uno de los principales maestros del terror japonés, tan reversionado en Hollywood, decide él mismo hacer un remake de un clásico japonés de 1963.
13 Assassins, con la que opta al León de Oro, se ambienta en el Japón feudal y refleja la revuelta de unos samuráis contra su señor. "Esta película es sobre la sociedad actual", afirmó Miike. "Antes, todos hacían lo que se suponía que tenían que hacer, pero ahora uno no sabe qué camino seguir", prosiguió. Y la película concluye con un mensaje que desafía el código normativo de los guerreros japoneses: "Haz tu vida".