vitoria. Como en el siniestro despertar del Gregor Samsa, Montehermoso propone tres estancias en las que la mutación se convierte en la base conceptual. En la primera de ellas, la que ofrece el Antiguo Depósito de Aguas, la habitación observa, desde una perspectiva analíticamente creativa, los cambios que produce en la sociedad el impacto del rayo político. En las otras dos, más pequeñas, el proyecto Next observa como dos gusanos, todavía alimentados por la docencia de la UPV, comienzan a romper la crisálida para comenzar a convertirse en insectos-artistas.

El Antiguo Depósito de Aguas ofrece con Monumento a la transformación su enésimo paisaje expositivo. Una gran alcoba interior, monopolizada por instalaciones-objeto, destaca en la superficie, rodeada por un foso de audiovisuales marcados por la acción, el documental y la performance. Y es que, como en un castillo -no el kafkiano, a pesar de las referencias-, la presencia de los regímenes totalitarios, los ecos de la guerra y el conflicto, flotan entre las grandes columnas.

De la local a lo global, la investigación de los comisarios Zbynek Baladrán y Vít Havránek parte del entramado de Europa del Este y se extiende por procesos similares acaecidos en los últimos tiempos en diversos puntos del globo. Hasta 25 miradas artísticas convergen sobre esta temática social a lo largo de todo el mapamundi, reinterpretando desde el prisma creativo experiencias vividas en Grecia, España, Corea del Sur, Rumanía, Serbia, Indonesia y Argentina.

Citando la Metamorfosis del icono literario checo y el Utopistics del pensador neoyorquino Immanuel Wallerstein, la dupla se sumerge en diversas representaciones artísticas que expresan las coyunturas "precedidas de revoluciones o cambios violentos, porque sólo en estos períodos se puede repensar la idea de la política, el concepto de Estado o de identidad". Un recorrido colectivo que, reconocen, observa estos posos como un proceso ya vivido y en retroceso.

La puesta en escena historicista presenta, por ejemplo, el trabajo de Pedro G. Romero, que disecciona en una de sus piezas la visión icónica de la xenofobia, concretada en una pared con mirillas. También, acechando desde lo visual al capitalismo, propone un acercamiento "al carácter fetichista de la mercancía" a través de la materialización de los fotogramas de la película Nuestro culpable, filmada por la CNT.

Peggy Meinfelder también apuesta por lo palpable, por una suerte de musealización de la caída del Telón de Acero. En 2003, la artista comenzó a recopilar "una colección de objetos que había comprado gente de Alemania del Este al pasar la frontera, que representa los deseos de un país y, a la par, lo que produce el otro". Como sacadas de un decorado de Good Bye, Lenin!, las piezas plantean al visitante una pregunta: ¿Qué primeras necesidades tiene una población? La gran presencia de reproductores musicales y discos ratifica una extraña certeza: necesitaban, sobre todo, música.

¿Qué ocurre con las personas que trabajaban en las fábricas?¿Cuáles son las nuevas condiciones? Entre 2003 y 2005, la artista María Ruido se sumergió en una investigación sobre la actividad textil en el cinturón industrial de Barcelona, concretamente en Mataró y Tarrasa. El trabajo se concreta en una pieza que analiza "cuál sería hoy el concepto de trabajo tradicional", un proceso deslocalizado que "desde los años 80 ha vivido el proceso de domesticación de la fábrica", germinando en "un capitalismo degradado con misérrimas condiciones de trabajo". Protagonistas a pie de cadena de montaje y opinólogos varios se suceden en este documento audiovisual.

Entrevistas enmarcadas en sucesos violentos, acciones que cuestionan la escenografía del mitin, pancartas con vocación de telón de fondo, performance urbanas que desincronizan el lenguaje del desfile de masas... Instantes de ruptura convertidos en posibilidades de cambio. "Sólo en momentos de bifurcación sistémica, de transición histórica, es cuando la posibilidad se convierte en realidad", escribe Immanuel Wallerstein.

También Ohiana Goenaga y Santiago FMosteyrín escriben en Montehermoso. El centro cultural acoge las primeras líneas de la azpeitiarra y el madrileño, que ultiman su formación de Bellas Artes en Leioa. El proyecto Next hospeda las primeras representaciones de estos creadores en eclosión.

Son parcos en palabras. Prefieren que sus piezas establezcan el diálogo. Con Paisajes de luz, Goenaga cuestiona "la influencia que ejerce la luz en nosotros; ella como protagonista, la que construye y da vida a todo, pues en todos los seres vivos es imprescindible el ciclo entre la luz y la oscuridad, ambos necesarios para un principio y un fin". pequeñas construcciones y montajes concretan su reflexión.

La de FMosteyrín lo hace a través de piezas realizadas durante el último año, dibujos y vídeos que se convierten en una proyección del cuaderno de apuntes del creador, licenciado también en Biología. "Mi trabajo explora el crecimiento y sus límites, utilizando el dibujo y enfatizando la densidad temporal de su desarrollo. Este tiempo se extiende en primer lugar durante el proceso de realización del dibujo, en el cual un único gesto se repite una y otra vez, perdiendo su sentido dentro del conjunto para cobrar un significado propio".

Dos nuevas miradas que miran hacia el futuro. Y una veintena larga de discursos que convergen hacia el pasado. El presente de Montehermoso asiste a las dos transformaciones, la del pensamiento en acción y la de la acción en pensamiento. Tres nuevas muestras para atravesar la frontera cuatrimestral en lo alto de la colina, que se debate en su propia transformación. Gregor Samsa despierta durante los próximos meses en sus salas.