valencia. Los puntos de convergencia y de reflexión estilística que se produjeron entre artistas abstractos españoles de distintas generaciones desde los años 30 del siglo XX hasta la actualidad se recogen en la última exposición del año presentada el pasado martes, día 22, en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM).
La muestra La línea Roja. Arte abstracto español en la colección de IVAM, que podrá ser contemplada hasta el 21 de febrero, agrupa 61 piezas pertenecientes a 37 artistas españoles de distintas técnicas y estilos que protagonizaron el desarrollo del arte abstracto en España. Se exhiben piezas de Luis Gordillo, Cristina Iglesias, Alberto Corazón, Saura, Julio González, Miquel Navarro, Martín Chirino, Salvador Soria, Manuel Rivera, Palazuelo, Millares, Joan Brossa, Joan Miró, Yturralde, Gerardo Rueda, Sempere, Alfaro, Manolo Gil, Tapies, Rómon de Soto, Sanleón, Ana Peters y Carmen Calvo, entre otros.
El montaje de estas obras, en el que se combinan esculturas, cuadros, serigrafías y dibujos, se conforma a través de núcleos de reflexión puramente estéticos y emotivos, articulados a partir de ciertas piezas poco conocidas de la colección de este museo, según informó en rueda de prensa Joan Ramón Escrivá que, junto a Raquel Gutiérrez, ha comisariado esta muestra.
La exposición se inicia en un apartado dedicado al atávico enigma de la representación del rostro y su disfraz, la máscara que vienen introducidos por una escultura de Julio González, Le cagoulard y una pintura de Saura, Anu.
El políptico de piezas Serie Limo, de Luis Gordillo, ocupa una amplía pared y conforma un ámbito destinado a investigar la fascinación por la liberación de los flujos y ondulaciones de la materia. Un relieve metálico del artista Manuel Rivera articula un apartado dedicado al entresijo de tramas formales, redes y grietas y una pintura de José Manuel Brotó, Elogio del Oro, abre un apartado consagrado a la fascinación plástica del áurico metal.
La obra de Joan Miró, Aviat, l, Instant configura, junto a un nutrido grupo de serigrafías de Joan Brossá, una sección en el que se aborda la gran revolución en la composición tipográfica durante la modernidad. Una serie de gouaches de Eusebio Sempere sirve de pórtico a un gran mural dedicado a las derivas cinéticas, lumínicas, perceptivas y utópicas de la geometría.
Y finalmente, el cuadro de Esteban Vicente Sin título estructura el capítulo final de la muestra destinado a analizar la práctica pictórica como una poética del ensimismamiento.