SON los olvidados del campeonato, hasta el punto de dar las gracias cuando se dirige la mirada hacia ellos y se les consulta algo. Pero miden mucho sus palabras. Son una de las piezas clave en cualquier txapelketa. Disfrutan y viven el bertsolarismo, probablemente, como nadie. ¿Bertsolaris frustrados? Ni mucho menos. Amantes de la improvisación, deseosos de participar de esa gran fiesta de la literatura oral euskaldun que es la Txapelketa Nagusia. Muchos, bertsolaris en sus ratos de ocio; otros tantos, profesores de bertso eskola, pero la mayoría se gana los cuartos con oficios que nada tienen que ver con la improvisación: informáticos, delineantes, enfermeras, editores, periodistas, empresarios...
Bajo una tenue luz en los recintos más oscuros, como el Teatro Arriaga de Bilbao, los jueces proyectan una sombra inquietante si te fijas en ellos. En las plazas más iluminadas, pasan desapercibidos, aunque sorprende ver a un reducido grupo apartado del público, con auriculares, concentrados como quienes están sobre el escenario, en frenética actividad. "Lo más complicado de ser juez -explica Josu Arroyo, juez habitual en los campeonatos de Bizkaia- es tener que juzgar a una persona que admiras de verdad. El bertsolari es quien más tiene en juego y, cuando debes puntuar un bertso negativamente, cuesta mucho. Ellos tienen el trabajo más arduo y juzgarlo nunca es fácil".
Asier Ibaibarriaga ha sido coordinador de los jueces en el Campeonato Nacional que acaba de terminar. También trabaja como secretario de la Asociación de Amigos del Bertsolarismo y, por todo esto, quizás, sea quien más cuidado tiene a la hora de hacer declaraciones sobre el trabajo de su equipo: "Hemos intentado actuar con mucha discreción, pero siempre se nos intenta buscar las cosquillas". Es cierto que, en cualquier tipo de competición, quien dirime la disputa está en el punto de mira de los que esperan con ansia el resultado. Y en el bertsolarismo ocurre lo mismo; más aún, quizás que en otro tipo pruebas, ya que una parte importante del criterio está atada a la subjetividad del juez.
La txapelketa de 2009 Maialen Lujanbio, vigente campeona de Euskal Herria, en una entrevista concedida en televisión decía que "la paradoja del bertsolarismo es que dependes de que tu contrincante tenga un buen día para poder sacar lo mejor de ti mismo". Eso, también, dificulta la labor de los togados del bertsolarismo. ¿Cómo medir si un bertsolari ha sido buen compañero de duelo? "Muchos ejercicios de bertsolaritza son de dos en dos y, evidentemente, el bertsolari tiene que dar juego", en palabras de Jon Abril, el único representante navarro de entre los jueces de este último campeonato. "Cada bertso tiene que aportar algo, tiene que ayudar a que la historia avance". Y es que, los ejercicios en parejas, llamados oficios, no son otra cosa que conversaciones rimadas y, si uno de los interlocutores no aporta nada, el diálogo se convierte en conversación de besugos.
"El nivel del campeonato ha sido muy bueno", opina Bakarne Urreaga, hernaniarra y una de las dos mujeres que han compuesto el equipo de jueces. La otra experta de la mesa, Mirari Azula, sin embargo, puntualiza que, "si bien el nivel ha sido bueno, no ha habido muchos recitales redondos en su plenitud". "Ha habido altibajos, sobre todo en las primeras fases", agrega Abril. Se podría pensar que las diferencias entre bertsolaris de gran renombre y largo recorrido, frente a los jovencísimos primerizos en la txapelketa, hayan sido las causantes de los altibajos, pero no es el caso, ni mucho menos: "Los jóvenes les han puesto las cosas muy complicadas a los más experimentados", en palabras de Asier Ibaibarriaga.
Los jueces se cuidan mucho de nombrar bertsolaris en concreto, por el respeto que se merecen los 44 improvisadores que han hecho del decimosexto Campeonato Nacional uno de los mejores. Sin embargo, es evidente que bertsolaris como Maddalen Arzallus, Miren Amuriza, Jone Uria, Julio Soto, Odei Barroso o Beñat Gaztelumendi, los más benjamines de la Txapelketa Nagusia, han protagonizado actuaciones memorables. Jon Abril cree que "el hecho de que los jóvenes no tuviesen nada que perder les ha quitado mucho peso de encima y, gracias a ello, en parte, han protagonizado agradables sorpresas". Urreaga ve en esa nueva oleada de bertsolaris a quienes "darán mucho que hablar de aquí a unos años". "Han conseguido meterse al público en el bolsillo", concluye Azula.
"El campeonato ha sido muy colorido", según Ibaibarriaga. "Muy distintas formas de cantar, de enfocar los temas, de pensar y de organizar los discursos. Eso es algo que subrayaría sin dudar". Una paleta de colores que se amplía con cada nuevo bertsolari que llega al cenit de la improvisación en Euskal Herria.
A la pregunta de ¿qué es lo más complicado del quehacer de un juez?, el coordinador del grupo responde: "Mantener la concentración en todo momento. No hay que dejar que la situación te supere, hay que mantener el temple y hay que tener muy claros los criterios objetivos. A pesar de que los miembros del jurado sean gente muy preparada para este cometido es complicado puntuar bertsos sobresalientes y flojos en el mismo momento".
En el caso de Bakarne Urreaga, a las dificultades intrínsecas de cualquier árbitro, se le sumaba el hecho de ser su primera vez como juez en el Campeonato Nacional. "Antes del primer recital sentía muchísima presión, más que en otro tipo de campeonatos en lo que he participado", se sincera la joven hernaniarra. "Pero una vez empezado el campeonato he sido consciente de que todos los recitales son uno más y de que el nombre del campeonato no cambia nada. Sin embargo sí que es cierto que el eco de los medios de comunicación es infinitamente mayor en esta txapelketa que en las otras y todo ese peso extra termina llegando al jurado".
La "Grand Final" del BEC Tras 71 días de recorrido, el tren de la txapelketa llegó a la última estación: el BEC de Barakaldo. "Las semifinales y la final han sido especialmente bonitas", dice Urreaga. "La final fue impresionante", recuerda Abril; "mucho mejor que la anterior, hace cuatro años".
A pesar de que a la final sólo entró un nuevo bertsolari respecto de la edición anterior, Aitor Sarriegi, "el mundo de los bertsos está más abierto que nunca". ¿Eran claros candidatos Arzallus y Lujanbio desde los primeros compases? "Dejémoslo en que los dos que pasaron a la última fase -Arzallus y Lujanbio- hicieron un gran trabajo, sin desmerecer los bertsos del resto, que actuaron estupendamente". Quien responde a la pregunta es Ibaibarriaga. Es el tipo de pregunta que suelen evitar responder, "debemos hablar con cuidado, no entrar en nombres concretos". Es de entender y de agradecer la profesionalidad que demuestran, pero también es cierto que Amets Arzallus, uno de los bertsolaris más constantes, detallistas y menos dado a los errores, erró con algún que otro verso, alargando el número de sílabas más de lo debido, también comenzó y se detuvo en uno de los ejercicios... "No voy a comentar nada al respecto", dicen, tajantes, Azula y Urreaga.
Nada de nombres y nada de opiniones personales ante la prensa, pero era vox populi la fuerza y seguridad con la que los dos finalistas llegaron al BEC. Algo que lo estaban dejando patente plaza tras plaza, antes del campeonato. "Bueno, ya se venía viendo que Lujanbio en los bertsos es fenomenal", cede Azula. "Sí que marcó una pequeña diferencia la pareja finalista, pero tampoco muy evidente", termina colaborando Urreaga.