LA educación es la llave maestra que abre todas las puertas. En tiempos de dictadura, la educación es una, la de quien impera. Euskal Herria tardó en matricularse en democracia, pero no hicieron falta llaves maestras. Todo lo contrario: maestras llave. Andereños llave "hacia la libertad", llave para que Euskal Herria transmitiera el euskera a su futuro, llave para cerrar a doble vuelta dictaduras.

Fueron y son de hierro poco maleable las andereños Izaskun Arrue de Álava, Libe Goñi de Iparralde, Izaskun Gastesi de Navarra, Karmele Esnal de Gipuzkoa y Begoña Aranguren de Bizkaia.

Anoche el hierro de su aplomo en décadas clandestinas para jugársela por el euskera ante los perros del franquismo tocó fibra y se derritió por momentos. El amor a la lengua vasca, el recuerdo presente de aquellos duros años y todo lo entregado a sus escolares se deslizó por el tobogán de sus lacrimales.

Un lleno San Agustín aplaudió de forma más emotiva que en ninguna edición anterior a cinco mujeres, al euskera y educación hechas persona. Así, la asociación de amigos Gerediaga Elkartea rindió homenaje a todas las andereños que en "tiempos grises" educaron en multicolor. Fue curioso: La organización homenajeó a las cinco maestras -y en su extensión a las más de mil vascas- y éstas, a su vez, a las familias. Las andereños insistieron en tender parte del "regalo" a aquellos padres y madre que arriesgaron y apostaron porque sus hijos mantuvieran las raíces autóctonas, las que les hacen únicos.

Las palmas de las manos cogieron calor en San Agustín. Devolvían agradecimientos sonoros. Fue el caso del presidente de Euskadi Buru Batzar, Iñigo Urkullu, de Lucía Arieta-Araunabeña; de la alcaldesa de Durango, Aitziber Irigoras o la diputada de Cultura, Josune Ariztondo.

La presidenta de Gerediaga Elkartea, Nerea Mujika, también tomó posesión de la palabra, de aquella que labraron las andereños. Anoche, en vez del testigo cogió la llave para para abrir la puerta de los agradecimientos, de la admiración..., del reconocimiento.

Mujika enfatizó en la idea de que el colectivo de andereños "nos dio la luz" en tiempos plomizos. Como la argizaiola, estas mujeres fueron luz, dieron calor, y, además, transmitieron motivación...

El público escuchaba con educación. Aunque todos estaban en silencio, el lenguaje verbal hablaba inconsciente. Algunos como Marisa Barrena, Azkorbe, Marijo Balier, Jon Irazabal o Cristina Mardaras asentían con la cabeza como queriendo refrendar palabras amplificadas.

El momento más emotivo lo puso la vizcaina, Bego Aranguren. Se le entrecortaba la voz. Pero esta vez, era de emoción. No porque un régimen callara su palabra, su euskera. "Seguro que habrá más vizcainas que han hecho más que yo, pero yo, como todas, hice mi labor por ellos", hizo referencia a madres, padres y menores. "Sin su trabajo tampoco hubiera sido posible el nuestro", reconoció.

Lo cierto es que desde la alegalidad, desde el tesón, gracias a ellas dentro del irraciocinio de la dictadura, algo tomaba sentido, como apuntó Mujika. Desde entonces, son las maestras llave de la educación sin fronteras. Sin más puertas.