Ya lo dijo aquel James Bond llamado en la vida real Pierce Brosnan: "La fuerza de voluntad, muy necesaria, no siempre es suficiente". ¡También hacen falta poderío, constancia y cojones! Que se lo pregunten a Ernesto de Hannover, el príncipe más reloco y juguetón del Viejo Continente. El único royal capaz de abandonar una famosa (y cara) clínica de desintoxicación a los pocos días de ingresar para marchar en verano a Ibiza. ¿A respirar aire puro en la isla afortunada?, se preguntarán las almas puras e inocentes. Pues todo parece indicar que no. El heredero de la desafortunada casa de Hannover, cada vez más demacrado físicamente, ha entablado un pacto con el diablo. Eso o la comunidad científica internacional deberá analizar en profundidad su peculiar caso.
Porque no se explica cómo su cuerpo aún soporta todos los problemas de salud derivados de su adicción al alcohol, diversos escándalos y su sonada separación de Carolina de Mónaco incluidos. Cabe recordar que ya en el año 2005 sufrió un severo ataque de pancreatitis por el que se temió mucho por su vida, y en 2011 fue ingresado una vez más por problemas derivados de sus excesos.
El caso es que el aristócrata vuelve a estar de rabiosa actualidad en el papel couché porque ha abandonado la enésima clínica de desintoxicación en la que había sido ingresado. ¿El motivo? Muy agravante: hacer las maletas para viajar a Ibiza con unos amigos, tal y como adelantaba la pasada semana el programa Viva la vida. El mismo que emitió unas imágenes del príncipe en un chiringuito playero dándolo todo, al más puro estilo Sonia y Selena. Él quiere bailar toda la noche... ¡y se nota!