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En confianza

Javier Vizcaíno

Estar (o no) a la altura

seguramente, es una golondrina que no hará verano. No descarto, incluso, que a la hora de publicarse estas líneas, el hechizo se haya roto. Si es así, diré que menos da una piedra y que, mientras duró, fue bonito asistir al fair play en la política vasca durante el apagón.

El caso es que fue una sorpresa muy grata leer, el mismo día de autos y cuando todavía imperaba la zozobra, el mensaje en X del presidente del PP vasco. Javier de Andrés agradecía la información recibida por parte del lehendakari, pedía cautela y animaba a la ciudadanía a seguir los consejos de las autoridades.

Unas horas más tarde, con la situación ya encauzada pero todavía no resuelta, fue el portavoz de EH Bildu, Pello Otxandiano, quien difundió un texto que evitaba hacer sangre. Con tono institucional, decía que estaba haciendo un seguimiento exhaustivo de lo que ocurría, que había hablado con el lehendakari y con alcaldes y alcaldesas, felicitaba a la ciudadanía por su comportamiento y terminaba rompiendo una lanza por la soberanía energética, que, en su opinión, evitaría episodios similares. Esto último se puede compartir o no (personalmente, discrepo), pero me parece perfectamente legítimo expresarlo en unos términos que no buscaban la confrontación. Me consta que cito dos ejemplos de lo que debería ser normal y, en consecuencia, no tendrían que resultar especialmente dignos de mención. Sin embargo, conocemos lo suficiente el paño como para tener claro que estas actitudes no son las más frecuentes.

Si las destaco en estas líneas es no tanto por lo excepcional, sino también por el contraste con respecto a las reyertas de baja estofa que se han vuelto a instalar en la política española. Como vimos con la DANA, con el volcán de La Palma o con la pandemia, el apagón se ha convertido en una fantástica excusa para lanzarse a la yugular del rival sin el menor respeto por la ciudadanía en nombre de la cual, para más bemoles, se asegura que se habla.