Síguenos en redes sociales:

Percepción

Vuelvo a Euskadi y Ama vuelve al balcón, quien tras reprocharme que eche alguna calada, me pregunta por mi vida de relajo. Le digo que creo encontrarme estupendo y ella contesta que más que creer, lo sabré. Y ahí me da donde últimamente están trabajando mis neuronas.

Le cuento que, por ejercitar la resistencia ante un posible futuro de tortura, me puse a leer un periódico digital ultrafacha que va de neutral. Las primeras noticias eran meterse con todo lo que el gobierno y sus socios separatistas perpetran. Los vestía de corruptos, activadores de migración de violadores y otros horrores. Conocida la orientación del periódico, pasé los titulares sin darles importancia al ver que se trataba de desinformar para enfadar y enfrentar.

Avanzada la lectura del panfleto, leí que ponían a parir a Dña. Ayuso y su madrileño gobierno por tener las listas de espera sanitaria más altas del Estado, por caerse a cachos paredes y techos del palacio de justicia y otros despropósitos. Por una décima de segundo mis neuronas pensaron que en eso tenía razón el folletín, que esa señora va desaforada acabando con lo público, hasta que me di cuenta de que los fachas consideran a los muy derechosos ayusinos como sus mayores enemigos al ser el gran caladero donde pescar sus votos.

Le explico a Ama que me di cuenta de que a nada que tenga empatía por unos, cualquier crítica hacia ellos la considero una exageración, un bulo, pero si ésta es a políticas que desprecio, independientemente de dónde vengan, tiendo a asentir sus afirmaciones. Y lo uno y lo otro es creer, no necesariamente saber.

Ella me dice que claro, que no es saber, pero tampoco es creer, es sobre todo subjetividad de leer o escuchar sin separar nuestra ideología de hechos que otros nos cuentan, es percepción ante relatos de los que poco sabemos, y que lo peor es confundirnos convirtiéndolos en verdades universales. Pienso objetivamente lo lista que es Ama, pero no se lo digo, que percibirá que es verdad y se vendrá arriba.