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En confianza

Javier Vizcaíno

Una cuestión de desconfianza

Luego se preguntarán algunos políticos por qué la ciudadanía les pone proa. Seguro que es por más de un motivo, pero lo que ocurrió ayer en la Mesa del Congreso nos da una pista muy grande al respecto. Resulta que por segunda vez se aplazó una decisión sobre una cuestión que en cualquier otro ámbito sería de pura rutina y se sustanciaría en dos patadas. Se trataba de admitir o rechazar la proposición no de ley registrada por Junts en la que se insta al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, a someterse a una moción de confianza. Bastaba un no o un sí seguidos de la correspondiente argumentación basada en lo que dice el reglamento y quizá matizada por los posibles antecedentes. Sin más. Pero no. De nuevo se optó por la patada a seguir por motivos meramente políticos o politiqueros. Los partidos que tienen la mayoría del órgano, PSOE y Sumar –y especialmente el primero– necesitaban más tiempo para ver si encuentran la tecla que convenza a Carles Puigdemont de no consumar la amenaza de apretar el botón nuclear y volar la legislatura prematuramente. Confieso mi curiosidad por ver cómo terminará el enésimo combate de esgrima sin sangre. Es indudable que alguien deberá echarse atrás. Me cuesta concebir una opción intermedia que resulte una salida mínimamente decorosa para ambas partes. ¿Veremos a Pedro Sánchez sometiéndose, solo por dar gusto a su antagonista, a una cuestión de confianza? ¿Veremos al líder de Junts retirando la amenaza de romper la baraja? Ojalá salgamos de dudas lo antes posible y que dejemos de perder el tiempo en grescas pirotécnicas. Si verdaderamente los posconvergentes quieren poner en aprietos al superviviente consumado, tienen la opción que todo el mundo les señala: poner sus siete votos a disposición de un PP que está loco por presentar una moción de censura. Más, sabiendo que Vox ya ha dicho que se sumaría al festejo. ¿Hay lo que tiene que haber para embarcarse en una aventura así? Pues eso.