El cine de verano es una cálida tradición teñida de nostalgia. Es el placer de disfrutar del séptimo arte bajo el estival cielo abierto y una temperatura agradable, algo imposible de replicar en una sala cerrada. Ver una película bajo las estrellas es una experiencia que te conecta directamente con la esencia del cine; es como volver a sus raíces.

El cine de verano nace a principios del siglo XX, cuando la tecnología y el deseo de compartir entretenimiento y cultura al aire libre se combinaron para llevar las proyecciones cinematográficas a parques, plazas y patios. En muchas partes del mundo, el cine de verano se ha consolidado como un “pegamento social”, proporcionando un espacio donde la cultura y el entretenimiento convergen de manera accesible y cercana.

En el propio cine, los cines de verano han sido escenario de escenas memorables, ofreciendo una especie de cine dentro del cine. Por ejemplo, en Cinema Paradiso (1988), el cine al aire libre se convierte en un símbolo de comunidad y añoranza. O en Grease (1978), el autocine es el escenario de una icónica escena entre los protagonistas.

La oferta de cines al aire libre ha crecido notablemente en los últimos tiempos. En la calurosa Madrid, por ejemplo, se puede disfrutar de refrescantes cines de verano en Matadero, la Estival en la plaza de España, Fescinal, la Filmoteca, Cibeles de Cine, la Terraza Magnética, y en barrios como Usera, Puente de Vallecas y Retiro.

Korterraza, el festival de cortos al aire libre de Gasteiz, se enmarca perfectamente dentro de esta tradición. Este año celebra su 15ª edición, consolidándose como una iniciativa cultural asentada. Del 4 al 6 de julio, el festival se está desarrollando en el exterior del Artium, con una programación diversa y gratuita.

Durante estos días, el público puede disfrutar de una buena selección de cortometrajes del último año. Además, el festival no se limita a la capital alavesa, sino que también se extiende a lo largo del territorio, con proyecciones en cuarenta localidades diferentes hasta mediados de septiembre.

Este año, Korterraza introduce el premio EITB Saria apoyo al cortometraje, un galardón que busca reconocer la contribución de un cineasta al género del cortometraje. En su primera edición, este premio rinde homenaje a Txema Blasco, actor alavés que falleció recientemente. Xabi Vitoria, director del certamen, destaca la importancia de este reconocimiento, señalando que Blasco era una figura muy querida en la comunidad cinematográfica.

Este año, los vecinos de Gasteiz pueden disfrutar de cuatro sesiones de cortometrajes y siete conciertos programados para las noches, esperemos que cálidas, en la plaza interna de Artium.

El festival también incluye un espacio para el público infantil con una jornada especial el viernes 5 de julio. La selección de cortometrajes de este año incluye 35 títulos, con una notable presencia de cortos alaveses. Una propuesta irresistible para los amantes del cine y de las noches de verano.