Anoche terminó la que parecía inacabable serie de Televisión Española Cuéntame cómo pasó, para sus incondicionales, simplemente Cuéntame. Un producto que ha aspirado –en opinión de muchos, sin éxito; para otros, de forma bastante lograda; y para los demás, un fraude– a transmitir el relato de los convulsos años del tardofranquismo y la santa transición con los ingredientes que toda serie debe reunir. Luego se alargó por exigencias del guion según la imposición, a su vez, del aprovechamiento de la audiencia. El relato, he ahí la clave. El hecho de que uno de los cofundadores de Cuéntame muriese precisamente el mismo día que la serie –aunque yo apuesto un euro a que habrá continuaciones– viene a darle dramatismo a la evidencia de que la vida –la natural y la artificial– tiene sus ciclos. No en el sentido de bucles –que también– sino etapas o fases que empiezan y acaban. En Euskadi hay un “nuevo ciclo político”. Lo dice todo el mundo, así que habrá que entender que es así. No sería sorprendente, tras una terrible pandemia global que hemos sufrido todos, dos crueles e injustas guerras a nuestras puertas –todo ello con sucesivas y acumuladas crisis humanas, económicas y sistémicas–, una empoderante y, paradójicamente y al mismo tiempo, alienante tecnología que todo lo invade, con una incipiente y amenazadora Inteligencia Artificial, y todo ello en medio de un espeluznante cambio climático en un mundo cada vez más peligroso. Ese cambio de ciclo quiere visualizarse en el cambio que los principales partidos vascos (PNV, EH Bildu, PSE y PP, al menos) han decidido y planteado para sus próximos candidatos a lehendakari. Nuevos aspirantes o líderes para las nuevas demandas de la sociedad vasca. Si un candidato se parece a la gran mayoría de la sociedad a la que quiere representar y gobernar o dice y hace lo que esa ciudadanía desea o aspira, tiene mucho ganado. Es, por cierto, lo que se decía de los protagonistas de Cuéntame, que eran el arquetipo de la familia española de la época. El relato, ya se sabe, lo aguanta todo. El nuevo ciclo nos traerá cosas nuevas, viejas, iguales y diferentes. Y después vendrá, inexorable, otra etapa. Como los capítulos de una serie que (casi) nunca acaba.