Existen pocas actividades tan universales y, al mismo tiempo, tan locales como la gastronomía. La componen memorias personales y percepciones grupales. Es tradición, pero en movimiento. Dentro de esa evolución constante nació una fundación, Basque Culinary Center, una facultad de ciencias gastronómicas, un centro tecnológico, BCC Innovation y, ahora una fórmula de innovación abierta, GOe (siglas en inglés de Ecosistema de Gastronomía Abierto) que contará con un centro propio en Donostia y bajo la cual estamos creando una red de alianzas con empresas e instituciones por todo el mundo. La gastronomía es un fenómeno glocal y nosotros estamos tejiendo la primera red de innovación internacional sobre ella.

Euskadi, en el espejo de innovación de… Japón

Desde la Fundación Arizmendiarrieta me han sugerido (milesker!) escribir una serie de artículos en los que extraemos algunas claves de estos nodos de innovación internacionales. A mediados de octubre celebramos la segunda edición en Tokio de nuestro programa internacional de emprendimiento. En solo dos años es ya una de las principales citas para emprendedores foodtech en la capital de Japón. Este año lo hacemos coincidir con la Semana Vasca con la presencia del Lehendakari, por lo que comenzamos este primer artículo mirando en el espejo de innovación de Japón.

Pocos países han influido e inspirado como Japón, cuna de tradiciones e innovación que trascienden sus fronteras. Uno de sus mayores logros fue el conseguir establecer con éxito un modelo de transferencia y desarrollo tecnológico propio para salir al mundo, alternativo además al de unos Estados Unidos con los que acababa de perder la guerra.

El modelo norteamericano era en ese momento el gran paradigma de transferencia y desarrollo tecnológico. Un modelo “desde abajo hacia arriba” (o Bottom Up) que seguía estos pasos: 1. Identificación de nuevas necesidades en el mercado por parte de agentes privados. 2. Generación de conocimiento 3. Desarrollo de propiedad intelectual. 4. Financiación (Venture Capital) 5. Comercialización.

Con la única base de fabricación intacta tras los estragos de la guerra, EEUU dominaba el comercio internacional. Sus empresas se hicieron omnipresentes. Desde 1946 hasta 1971, arrojaba una balanza comercial positiva neta. Sin embargo, a mediados de los años 70, el mundo había cambiado. Los proveedores japoneses se habían hecho con el negocio de la electrónica de consumo y el acero japonés dominaba el mercado internacional. Los fabricantes de automóviles japoneses aumentaban su cuota en el mercado internacional en proporciones de dobles dígitos. La balanza comercial de EEUU pasó a un saldo negativo de 27 mil millones de dólares ya en 1977.

El modelo alternativo desde arriba hacia abajo japonés (o Top Down) seguía estos pasos: 1. Establecimiento por parte del Ministerio de industria, en colaboración con agentes privados, de prioridades nacionales. 2. Promoción de consorcios industriales que sigan las prioridades identificadas 3. Incentivar el pooling o puesta en común tecnológica. 4. Sistemas de financiación nacionales. 5. Comercialización.

Japón se convirtió en alternativa. Corea del Sur se sumó y logró avances similares. En 1998, la balanza comercial de EEUU alcanzó un saldo negativo de 153 mil millones de dólares. Los avances de los tigres asiáticos se vieron impulsados por estrategias tecnologías desde arriba hacia abajo. Las estrategias, tipificadas por la del Ministerio de Comercio Internacional e Industria de Japón, parecían imparables.

Sin embargo, en 1995, la situación era bastante diferente: Impulsadas por la amenaza, las compañías estadounidenses habían forzado el potencial adormecido por casi una década y recuperado parte del diferencial tecnológico perdido. Las inversiones japonesas en televisión de alta definición, inteligencia artificial (ya entonces) y dispositivos de memoria de semiconductores no habían sido rentables. Ocurría lo contrario con las inversiones de EEUU, propulsadas “desde abajo hacia arriba”, en campos como el software, microprocesadores y telecomunicaciones.

Con la entrada de siglo, China implementaba su propia versión del modelo de desarrollo japonés mientras que EEUU disfrutaba de uno de los periodos de desarrollo tecnológico emprendedor y económico más largos de su historia. Es decir, contábamos con dos modelos de transferencia tecnológica y promoción de competitividad diferenciados, pero probados ambos con éxito en las principales economías del planeta.

De arriba a abajo, de abajo a arriba: ¿Cuál es el mejor modelo para la transferencia de tecnología? Euskadi ha sido paradigma de ambos: del modelo “abajo a arriba” en una revolución industrial, a la cabeza de Europa con emprendedores financieros e industriales desde nuestro pequeño rincón del mundo, pasando a un modelo mix “de arriba a abajo”, desde los ochenta, con un fuerte componente de colaboración publico privada.

Basque Culinary Center y la fórmula GOe son un producto del ecosistema híbrido actual de Euskadi. Hoy desde Japón se invita a BCC a tener allí un rol catalizador y ayudarles a desarrollar nuevas fórmulas de innovación en un modelo mixto. Desde la humildad de quienes nos sabemos con algo que ofrecer en estrategias de transformación e innovación gastronómica, pero con mucho también que aprender. Al fin y al cabo, como dice un proverbio japonés, “incluso los monos se caen de los árboles de vez en cuando”. El reto consiste en diseñar un modelo propio, logrando el correcto equilibrio entre las últimas tendencias globales y la tradición local. Innovación gastronómica: tradición en movimiento. Japón en unos días mirará en el espejo de agentes vascos y viceversa, nosotros estaremos mirando en el espejo japonés.

Director de Desarrollo Global Basque Culinary Center y Miembro de la Fundación Arizmendiarrieta. Doble Licenciatura en Economía y Relaciones Internacionales por Boston University. Master en Política Económica y Doctorante University of Oxford. MBA por M.I.T.