Tengo una noticia buena y otra mala, con el denominador común de que todo es efímero. Primero la mala: hoy se acaba la campaña electoral. ¿Eso es malo? Respire usted hondo. No, no es que sea malo en sí mismo, lo que sucede es que empieza otra campaña, para las elecciones generales. Y luego, para las siguientes, europeas y, probablemente unidas a ellas, las vascas. La noticia buena es que, pese a todo, hay cosas que tienen su fin, y la política tiene sus ciclos. Podemos comprobarlo yendo a la campaña electoral de las anteriores municipales y forales (y europeas) de 2019. Hace solo cuatro años. Entonces, el líder del PP era un tal Pablo Casado. ¿Se acuerdan? Ese chico tan apuesto y tan volátil al que asesinaron políticamente los suyos. Hizo mucha campaña. También el líder del PP en la CAV, que era Alfonso Alonso, apenas reaparecido. Llamó entonces mucho la atención el candidato a alcalde de Donostia. No, tampoco entonces era Odón Elorza, sino otro chico majete del PP, Borja Sémper, que decía entonces que no descartaba acuerdos “razonables” con Bildu. Cayó en el ostracismo, y ahora anda en otras historias ¿nuevas? Hace cuatro años, el líder de Ciudadanos –juro que existía– era Albert Rivera. ¿Dónde andará el hombre, con la guerra que quiso dar por aquí? Y en Podemos ordenaba y mandaba Pablo Iglesias, también ya fuera de la polít... Bueno, ejem,.... En Euskadi el líder morado era Lander Martínez, ahora a la sombra de otro proyecto para Sumar. En aquel tiempo previo a la pandemia, Miren Larrion era el mirlo blanco de EH Bildu para la Alcaldía de Gasteiz y Denis Itxaso –otro ave y otro color– era candidato a diputado general de Gipuzkoa. Hasta había fenómenos como los de Manuela Carmena y Manuel Valls. En fin, que la buena noticia es que los políticos –en especial, algunos– tienen su tiempo y no son para siempre. Es la soportable levedad del ser.