“El derecho a la legítima defensa es aquel que permite a los Estados responder a los ataques militares de otro país para evitar más daños”. Como principio, la legítima defensa se recogió en la Carta de las Naciones Unidas de 1945 “para asegurar que los países pudieran protegerse”.
“Benito, ¿cómo lo ves?”. “Muy mal Inosen, no tenemos armamento eficaz, los fusiles no tienen el alcance debido, las ametralladoras son viejas, se atascan, tienen poco alcance, no tenemos aviación, la artillería que tenemos está obsoleta, no tenemos suficientes bombas de mano. De noche y días de lluvia avanzamos, pero los días despejados tenemos que retroceder, los fascistas tienen aviación alemana y nos machacan, es cuestión de tiempo Inosen. Vamos a perder Inosen. Intentaremos aguantar lo más posible, pero todos en el Batallón Saseta somos conscientes que este conflicto bélico contra los fascistas lo vamos a perder. Repito, es cuestión de tiempo. Te lo repito Inosen, avanzamos de noche y cuando hace muy mal tiempo pero con buen tiempo, los requetés y falangistas con la ayuda de la aviación alemana nos obligan a retroceder. Vamos a perder Inosen. Resistiremos sí, pero vamos a perder. No hay nada que hacer”.
Inosen era mi aita (Felix Inocencio Bujanda Sarasola), sí mi aita, gudari de la Plana Mayor de Ametralladoras del Batallón Saseta del PNV, era gudari (como mis dos tíos, Benito el mayor y Gerardo el más joven de los tres y del propio Batallón) mi aita era gudari sí, siempre será un gudari para mi, número 72729, tenía solamente una pierna, la otra era artificial, de madera (“hanka zaharra” la llamaba), la derecha, el tranvía de Donostia en un lamentable accidente se la cortó de cuajo por encima de la rodilla, iba como todas las mañanas desde el barrio del Antiguo a las escuelas públicas de la calle Urbieta. Benito era teniente de ametralladoras del Batallón. Murió en Bizkaia defendiendo Peña Lemona al día siguiente de esa conversación un desgraciado 2 de junio de 1937, con 26 años, en un combate cuerpo a cuerpo con requetés navarros. He transcrito lo más fielmente posible las palabras que le dirigió mi tío Benito a mi aita, fue una conversación que el aita me la contó, no demasiadas veces ciertamente, pero si es cierto que las pocas veces que lo hacía aguantaba como buenamente podía su dolor y emoción contenida. Con imperturbable solemnidad. Los tres hermanos se enrolaron en el mismo Batallón. Las otras tres hermanas, Lusi, Paki y Txaro fueron “niñas de la guerra”.
Alguien con razón podría reflexionar, comentar, y sopesar, que España en la II República los 1934-35-36 vivía momentos convulsos, difíciles, muy radicalizados, polarizados, controvertidos y contradictorios en muchos aspectos de la vida política, social etc., complicados y discutibles en muchas circunstancias, en muchas. Sí, por supuesto. Pero. Pero el 18 de julio, el alzamiento, llamado alzamiento nacional, marcó la línea divisoria. Un antes y un después. Democracia y Libertad, o Fascismo, Golpismo y Dictadura. Gudaris y milicianos fieles a la democracia, a legalidad republicana vigente, fieles a libertad y al autogobierno de Euskadi tomaron las armas en la mano para enfrentarse al golpismo y al fascismo en el campo de batalla.
¿Hicieron bien en resistir y enfrentarse armas en mano al golpismo fascista? ¿Deberían de haberse rendido ante la superioridad de los golpistas fascistas que contaban con la muy importante ayuda militar, incluida la aviación, de los fascistas italianos y nazis alemanes que se entrenaban para prepararse para el inicio de la II Guerra Mundial?
Conventos e iglesias quemadas, ambiente revolucionario, anarquistas en la calle, decomisación de tierras y latifundios, reforma agraria en ciernes, pistoleros etc. ¿Pero justificaba todo aquello un golpe de estado, una guerra civil sangrienta y 40 años de dictadura? ¿Tenía Francisco Franco y demás golpistas asesinos motivos justificatorios para dar un golpe contra la libertad, la democracia y la legalidad republicana vigente?
¿Y ahora en Ucrania? ¿Hay excusas? ¿Diplomacia de precisión? ¿No al envío de armas? ¿No a la guerra? ¿Sí, o no, al derecho de la defensa y a la resistencia? ¿No a la guerra? o ¿No pasarán? ¿Tiene, o no, el pueblo de Ucrania el derecho a la defensa, a la legítima defensa al verse atacado e invadido? Es más, ¿procede o no mandarle a Ucrania el armamento apropiado y adecuado para su, repito, legítima defensa, o no? ¿Resistir o no? ¿Rendirse o no? ¿Ceder o resistir? ¿Armarse o desarmarse? ¿Rodilla en tierra o no? ¿Qué hubieran pensado nuestros gudaris y milicianos en plena ofensiva fascista que alguien desde tierras extranjeras hablasen solamente de “no a la guerra”, de “diplomacia de precisión, de “pacifismo” y que no se les diera la posibilidad de resistir y combatir al agresor invasor? ¿Solamente diplomacia? ¿Solamente negociación? ¿O también armas, aviación artillería, fusiles efectivos, bombas de mano que funcionen? Creo y estimo que los llamados pacifistas, son pacifistas de salón y llamada “buena gente”, que se colocan de facto en el espacio de confort del agresor ruso rozan o están en la frontera de la hipocresía ética, que practican una, diríamos, doble moral y a los que personalmente invito a que lean, o relean, la Declaración Universal de Derechos Humano, y su derecho a la legítima defensa. Legítima defensa es la negación a la rendición. No es cuestión de progresistas o no tan progresistas, conservadores, izquierdas, derechas, nacionalistas o no.
Porque, ¿en base a qué consideración ética-política los Ucranianos no tiene derecho a su defensa? Porque, ¿en qué consideración ética-política los gudaris y milicianos vascos fieles a la República no tenían derecho a su defensa y resistencia, aún sospechando que los golpistas iban a lograr sus propósitos de negación de libertades y democracia? ¿Hicieron bien gudaris y milicianos en resistir y solicitar armamento? Benito Bujanda, teniente de ametralladoras del Batallón Saseta lo tendría claro, armas. Diplomacia sí, política sí. Armas también. Por muy pacifista que uno sea, o crea que sea.
Porque, ¿hicimos bien, hicieron bien en resistir sin rendirse en los 40 años de oscura dictadura y represión franquista anhelando la libertad, la democracia y el autogobierno de Euskadi? Porque, ¿actuaron bien nuestros mayores e hicimos bien en resistir, no alquilarnos ni realquilarnos, o tendrían, tendríamos que haber claudicado ante el totalitarismo para evitar males mayores? Diplomacia sí. Derecho a la defensa también. Política si. Mirada al futuro sí. Soberanía sí. Rendición no. Pacifismo sí, pero coartada al invasor no. Y termino, no entiendo posturas “de buena voluntad” cuyo efecto práctico sea alienarse con el invasor. No hay posibles justificaciones. Ni excusas. A veces entre el blanco y el negro no hay matices, ni grises. Democracia y libertad sí. Imposición militar anexionista no.
Y termino no consigo entender cómo pueden existir discursos y relatos justificativos de fuerzas políticas para con la locura de un tal Putin, fuerzas supuestamente alineadas con la democracia y la libertad. Ante el fascismo, sea del color que sea, ni un paso atrás. Ni antes, ni ahora. No es cuestión de matices.
Me quedo con aquel Benito Bujanda, teniente de ametralladoras del Batallón Saseta que apelaba a la necesidad urgente de armamento defensivo. “Benito, ¿cómo lo ves, cómo lo ves Benito?”. “Muy mal Inosen, no tenemos armas, perderemos la guerra, nos vencerán los fascistas, resistiremos lo que podamos pero no hay nada que hacer”. Agur eta ohore!