Los artículos 2 y 3 el Tratado sobre la Unión Europea exigen la articulación de una economía social basada en el crecimiento económico equilibrado, el desarrollo sostenible, el pleno empleo y el progreso social. El informe de la OCDE denominado Designing Legal Frameworks for Social Enterprise realiza una invocación a las empresas basada en los principios de solidaridad, humanismo, participación de los trabajadores en la toma de decisiones y creación de riqueza en términos igualitarios. Estos Tratados y Documentos se han convertido en un optimista desiderátum.
El 1% más rico de la humanidad se apoderó del 54% de la riqueza generada desde 2020, a fecha de hoy ha logrado apoderarse del 63% del total de la riqueza. Los más ricos, del total de 42 billones de dólares generados han retenido 26 billones (el 63%) mientras 16 billones de dólares han quedado en manos del 99% de la población.
Si se aplicara un impuesto sobre el patrimonio del 3% de los que superan los 50 millones de dólares, se recaudarían 1,7 billones al año, cantidad suficiente para sacar a 2000 millones de personas de la pobreza y acabar en 10 años con el hambre en el mundo.
En el Estado español durante la pandemia, la renta agrupada del 10% más rico de la sociedad multiplicó por 11,8 la del 10% más pobre el año pasado, “1,3 puntos más que el año anterior”, destaca el informe anual de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES). No parece legítimo que a algún ilustre representante de la patronal española le parezca una incorrección técnica hablar de ricos y pobres.
En 2021, 4,8 millones de personas en el Estado español ya vivían en situación de pobreza severa (1,4 millón más que en 2008). Son el colectivo más afectado, pero no el único. Más de 13,1 millones de personas sobreviven en el ámbito de la pobreza y la exclusión social en el Estado.
En el caso de los banqueros españoles mejor pagados, la retribución media en 2021 fue de 2,16 millones de euros, ligeramente inferior a la media de 2,177 millones de euros de 2020 y de los 2,3 millones de euros de 2019, aunque superior al promedio de la UE de 1,8 millones. El año pasado creció en un 73% el número de banqueros millonarios.
En el informe de Oxfam se aprecia que 95 corporaciones de alimentos y energía han duplicado sus ganancias en 2022, dato que resulta más preocupante si observamos que las ganancias corporativas excesivas son responsables, al menos, de la mitad de la inflación real.
En este mismo informe se indica una circunstancia tan real como preocupante, no es una anécdota. Elon Musk, uno de los hombres más ricos del mundo, contribuyó con una tasa impositiva real de alrededor del 3% entre 2014 y 2018. Aber Christine, un vendedor de harina en Uganda que gana 80 dólares al mes tuvo que contribuir con el 40%.
Encabeza la lista de millonarios del Estado, como los años anteriores, Amancio Ortega. El liderazgo del accionista mayoritario de Inditex se mantiene firme a pesar de haber obtenido peores resultados que el pasado ejercicio. Con un patrimonio de 53.500 millones de euros, su fortuna es equivalente a la suma de los 27 ciudadanos que le siguen en la lista (53.800 millones de euros). Su hija Sandra Ortega ocupa el puesto número dos, a pesar de que su fortuna haya descendido un 14% respecto al año pasado y se haya situado en 5.400 millones de euros. Ella es la única mujer entre los cinco primeros puestos de la lista.
No procede realizar una valoración ética de sus donaciones al sistema sanitario, siempre son bien recibidos, pero sí se puede analizar la situación de cuasi esclavitud de los trabajadores que le proporcionan los bienes con los que comercia y determinadas operaciones elusivas de lo que requieren los convenios colectivos de sus trabajadores en España y en general de las condiciones de trabajo de los mismos.
El economista James K. Galbraith afirma que en un sistema de verdadero libre comercio se reducirían los beneficios o los niveles de renta económica de monopolio derivadas de ser un gigante farmacéutico o un neurocirujano en un país como Estados Unidos. Si se eliminara esta renta de monopolio, si se permitiese la libre competencia en una industria o profesión, la desigualdad de ingresos se reduciría. Del mismo modo, la eliminación de los derechos de autor o de las protecciones de patentes también reduciría el precio de los libros, las películas y las innovaciones, ya que el mundo siempre tiende a copiar y reproducir aquello que encuentra útil. La premisa de este argumento, por supuesto, es que las protecciones en cuestión no tienen una función social útil.
Otro de los aspectos importantes que los países con sindicatos fuertes y elevados salarios mínimos –en relación con la productividad media del país– tienen menos desigualdad que los que no los tienen. Los pocos países que han podido contar con negociación colectiva de salarios a nivel nacional han disfrutado de algunos de los niveles de desigualdad más bajos en relación con sus ingresos de todo el mundo capitalista.
A las reflexiones anteriores se podría añadir otra particularmente relevante en Euskadi, la existencia de una floreciente economía social, una floreciente economía social solidaria y un poderoso sector cooperativo.
Tras el Congreso de Manchester, se estableció una nueva propedéutica de los principios cooperativos a la intercooperación como pilastra del cooperativismo. Watkins considera a los Principios Cooperativos como “las ideas generales que inspiran y gobiernan la aplicación de la técnica cooperativa de organización social. Estas ideas resultan del razonamiento inductivo sobre la experiencia de realidades sociales universales”.
Establece, pues, que los Principios Cooperativos son “líneas para la solución cooperativa de los problemas sociales a los cuales estas realidades dan nacimiento”. Estas últimas realidades económicas que acreditan que allá donde hay un asentamiento de empresas de economía social relevante, los índices de bienestar humano medidos individuo a individuo, mejoran notablemente y la pobreza se reduce espectacularmente. Esta es la auténtica realidad alternativa.
Jurista