Era la etapa señalada, la que todos esperábamos. Hemos visto un buen espectáculo. Como ocurre siempre en etapas de este tipo, en el pavé es más fácil perder el Tour que ganarlo. Por ejemplo, O’Connor ya se ha quedado sin opciones para el podio. El Jumbo ha podido salvar el día porque se trata de un gran equipo. Han tenido todas las circunstancias de carrera en contra y aún así, encontrándose frente a un gran Pogacar, Vingegaard solo ha perdido una docena de segundos. Roglic, que ha tenido mala suerte con la caída, queda a más de dos minutos de Pogacar. Eso aclara los galones en el Jumbo. Roglic y Van Aert se convierten en piezas para mover en favor de Vingegaard, el único líder del equipo. Se ha demostrado que Pogacar está muy fuerte, pero que sin un equipo los beneficios son menores. De haber tenido a dos compañeros en el momento en el que Vingegaard ha tenido el problema, hubiera sentenciado el Tour y no ha sido así. Esta semana no está siendo buena para el UAE, pero creo que han llevado un buen equipo para la montaña al Tour. Corredores como Majka, Soler y Bennett son muy buenos apoyos para la etapas de montaña, pero creo que pueden tener más problemas en jornadas de media montaña, más difíciles de controlar. En cuanto al ganador de la etapa, es curioso que Simon Clarke, que fichó por el Israel el 10 de enero, con la temporada en marcha y con 35 años, gane una etapa del Tour. Era un buen corredor que podría haber fichado cualquier equipo. El Israel apostó por él y Clarke les ha devuelto esa confianza con un triunfo en uno de esos días que será recordado en el Tour. l

El autor es exciclista de Once, Euskaltel-Euskadi y Liberty y director del Grupo Eulen.