Por si no fuera suficiente con el acoso científico que las ballenas sufren por parte de los países que no secundan con rigor la moratoria de caza comercial de estos animales, ahora se ha descubierto que las ballenas grises (Eschrichtius robustus) del Pacífico ya no son tan grandes como hace 20 años. En lo que va de siglo, esta especie ha encogido un 13% su longitud, en torno a un metro y medio menos.

De hablar de seres humanos europeos, la talla media de los hombres habría bajado en 20 años de 1,77 m a 1,54 y la de las mujeres, de 1,64 a 1,43.

Ballena gris adulta sale a la superficie con su ballenato, que no será tan grande como su progenitor cuando sea adulto. José Eugenio Gómez

Una señal de alarma

Según un estudio reciente de la Universidad de Oregon State (OSU), las ballenas grises que pasan el verano alimentándose en las aguas poco profundas de la costa noroeste del Pacífico en EEUU son ahora más pequeñas, algo que tendría consecuencias importantes para su salud y su éxito reproductivo.

Pero también alerta sobre el estado de la red alimentaria de la que viven estos cetáceos, dicen los investigadores. “Podría ser una señal de advertencia temprana de que la población está comenzando a disminuir, o de que no es saludable”, explica K.C. Bierlich, coautor del estudio y profesor adjunto en el Instituto de Mamíferos Marinos de la OSU. “Las ballenas son consideradas centinelas del ecosistema, por lo que si su población no está bien, eso podría dar señales sobre el medio ambiente en sí”.

El estudio, publicado en Global Change Biology, analizó el Grupo de Alimentación de la Costa del Pacífico, un pequeño subconjunto de unos 200 ejemplares dentro de la población del Pacífico Norte Oriental, de alrededor de 14.500. Las primeras se mantienen cerca de la costa de Oregón y se alimentan en aguas más cálidas y superficiales que los mares del Ártico, donde la mayor parte de esta especie pasa parte del año.

Décadas menguando

El Laboratorio de Ecología Geoespacial de la Megafauna Marina (GEMM) del Instituto de Mamíferos Marinos estudia este subgrupo de ballenas grises desde 2016, volando drones para medirlas. Con imágenes de 130 ballenas individuales con edad conocida o estimada entre 2016 y 2022, determinaron que se espera que una ballena gris adulta nacida en 2020 alcance una longitud 1,65 m menor que otra nacida antes de 2000. Para las ballenas grises que crecen hasta los 13-14 m, eso representa una pérdida de más del 13% de su longitud.

Causas y consecuencias

“En general, el tamaño es fundamental para los animales”, dijo Enrico Pirotta, autor principal del estudio. “Afecta su comportamiento, su fisiología, su historia de vida y tiene efectos en cascada para la comunidad de la que forman parte”.

Las ballenas que son más pequeñas en el destete pueden tener problemas para valerse por sí mismas y reducir la tasa de supervivencia.

Entre las adultas, el problema es el éxito reproductivo. “Al ser más pequeñas, existen dudas sobre su eficacia para almacenar energía y si pueden destinar esta a la reproducción y aumentar la población”, dijo Bierlich.

A esto se añade su resistencia ante accidentes con embarcaciones y enredos en aparejos, ya que un tamaño corporal más pequeño con menores reservas puede hacer que sean menos resistentes.

Disponibilidad de alimento

El estudio de la OSU también examinó los patrones oceánicos que regulan la disponibilidad de alimentos para estas ballenas grises: los ciclos de afloramiento y relajación en el océano. El afloramiento es el arrastre de nutrientes de las zonas más profundas hacia las superficiales. La relajación se da cuando los nutrientes permanecen en áreas superficiales y la luz permite el crecimiento del plancton y otros organismos.

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Sin un equilibrio entre las dos fases, el ecosistema podría no ser capaz de producir alimento suficiente para mantener el gran tamaño de las ballenas grises. Los datos muestran que el tamaño de las ballenas disminuyó simultáneamente con los cambios en el equilibrio entre el afloramiento y la relajación, dijo Pirotta.

“No hemos analizado específicamente cómo el cambio climático está afectando estos patrones, pero en general sabemos que el cambio climático está afectando la oceanografía del Pacífico Noreste”, dijo, “y estos factores afectan la dinámica del afloramiento y la relajación”.