La Luna ha vuelto a eclipsarse por completo esta pasada madrugada dejando imágenes espectaculares para el ojo humano. Hablamos de un fenómeno astronómico que, en esta ocasión, ha podido ser contemplado en gran parte del mundo - en la mayoría de países de Europa, África y América- aunque las nubes han dificultado su visión en algunos lugares.
Concretamente, ha sido en torno a las 2:28 horas GMT de esta pasada madrugada cuando la sombra de la Tierra ha empezado a ensombrecer la Luna. De este modo, una hora después (hacia las 3:29 GMT) ha dado comienzo el eclipse total, pero no ha sido hasta las 5:55 horas cuando el satélite ha alcanzado todo su esplendor tras protagonizar uno de los eclipses más largos de las últimas décadas.
'Luna de sangre'
La particularidad más llamativa de este fenómeno es la de poder ver a la Luna teñida de un llamativo tono rojizo. La explicación científica que se encuentra detrás de este cambio de color es que parte de la luz solar es desviada por la atmósfera terrestre. Una imagen que ha sido captada esta madrugada por expertos en la materia y aficionados a la astronomía.
Y es que, a diferencia de los eclipses de sol, la observación de un eclipse lunar se puede hacer a simple vista, ya que no requiere instrumentación especial para contemplarlo ni entraña ningún peligro para la vista.
Incógnitas y desafíos de la Luna
Aunque es el único astro al que ha llegado una misión tripulada, la Luna sigue escondiendo todavía muchos secretos. Entre los principales interrogantes aún por despejar, destaca la gran pregunta de por qué son tan diferentes sus dos caras, la cara visible y la cara oculta.
Una incógnita que ha reactivado el interés de varias agencias espaciales por regresar al satélite y escudriñar los misterios sobre su formación e historia.
Una oportunidad para el conocimiento
En este sentido, los eclipses totales suponen una gran ocasión para que los científicos profundicen en el conocimiento del satélite de la Tierra y traten de comprender mejor los complejos hitos que tuvieron lugar durante la formación del Sistema Solar. Contemplar este fenómeno, también puede ayudar a arrojar luz sobre otros parámetros fundamentales, como el diámetro de la Luna o la distancia exacta a la que se encuentra.
Precisamente, el color rojizo que adquiere durante la 'fase total' permite medir propiedades de la atmósfera de la Tierra, y el menor brillo de la Luna -a pesar de haber estado en fase llena- facilita las medidas que se realizan y permite medir el tiempo que tarda la luz en regresar a la Tierra.
Cabe destacar que la imagen que se ha podido contemplar esta pasada madrugada volverá a repetirse en algunas regiones del mundo el próximo 8 de noviembre. Sin embargo, en el Estado no volverá a producirse un evento de estas características hasta el 14 de mayo de 2025. Una fecha que muchos ya se han apuntado en el calendario.