Juan Luis Arsuaga intenta llevar su vida dentro de la mayor normalidad posible. Sigue dando clases -algunas incluso las puede hacer de forma presencial-, continúa con sus investigaciones, sus publicaciones y también con el Museo de Evolución Humana en Burgos, donde está preparando una exposición sobre Ramón y Cajal. Pero lo que sí ha cambiado la pandemia es la presentación del libro que ha escrito con Juan José Millás. Se han suspendido las conferencias y las entrevistas se hacen por teléfono. A pesar de todos los impedimentos él está convencido de que volveremos a la vida real, de que todo es temporal y dice algo que sorprende: "Es una barbaridad pensar que los científicos nos van a sacar de esta pandemia". Define al científico como a una persona que duda y pregunta. "La pandemia ha marcado los límites de la ciencia", sentencia el codirector de Atapuerca y reconocido divulgador de la evolución humana.

Usted es la parte sapiens del libro La vida contada por un sapiens a un neandertal

No estoy tan seguro, aunque se entiende que por ser el científico parece que eres el que sabes, pero si coges mis libros anteriores te darás cuenta de que no voy de sapiens. En todos planteo las dudas que tengo.

Se dice que dudar y equivocarse es de sabios.

Puede ser, y entonces soy un sapiens que duda mucho. Cuando escribo libros de ciencia siempre estoy convencido de que no hay nada seguro y de que todo debe ser confirmado. Reflexionando mucho, me he dado cuenta de que no estoy seguro de nada.

Vamos, que es usted como Santo Tomás, un minuto de fe y 24 horas de dudas.

Exacto. Solo estoy seguro de lo que compruebo, y nunca de la teoría. ¿Sabes lo que es un científico? Un hombre que duda y pregunta. La ciencia son interrogantes.

Juan Luis Arsuaga y Juan José Millás han escrito juntos 'La vida contada por un sapiens a un neandertal'.

¿Cómo ha vivido este viaje de quince salidas con un escritor como Millás?

Como algo muy entretenido. Espero que se trasluzca en el libro lo entretenido y divertido que ha sido. Millás es como un alumno, pero un alumno peculiar, sui géneris. Es él quien me ha obligado con sus preguntas a esforzarme en el razonamiento, y eso es lo mejor que te puede pasar con un alumno. Tenemos la universidad de los mayores.

¿Y va a meter a Millás en la universidad de los mayores? Igual no le gusta mucho...

Ja, ja, ja€ Por edad estaría en ella, pero en la realidad no, no podría estar ahí. Ha sido un alumno muy joven y muy preguntón. Es un hombre con una mente muy abierta, sumamente curioso y siempre está dispuesto a ir un poco más allá.

La ciencia se ha puesto de moda en los últimos nueve meses.

Lo dices por lo del coronavirus, ¿verdad? Pues francamente, no estoy nada de acuerdo contigo, la ciencia no está de moda. Además, esta pandemia es un buen ejemplo de cuáles son los límites de la ciencia. Se oye mucho eso de: Esto hay que dejarlo en manos de los científicos, pero la pandemia ha marcado los límites de la ciencia. Es una barbaridad pensar que los científicos están para sacarnos de esta pandemia.

Perdone, ¿lo dejaría todo en manos de los políticos?

Es que la ciencia no tiene que administrar los recursos ni dar órdenes a la población. Y tu siguiente pregunta será: ¿qué hace la ciencia entonces?

Más o menos, sí.

Pues además de secuenciar el virus, la ciencia lo que tiene que dedicarse en este caso es a las vacunas, a los medicamentos que puedan limitar al virus o las disposiciones de actuación hospitalaria, pero no puedes pedirle a la ciencia que imponga medidas.

Pero sí recomendaciones.

Y la ciencia va a ser muy clara: cuanto más confinados estemos, mejor, pero eso es en esta pandemia y en cualquier enfermedad. Es así de simple.

¿Está de acuerdo con esta recomendación?

Científicamente, sí. Si no te cruzas con nadie no te vas a infectar de nada. Está muy bien dicho, pero esta recomendación hay que hacerla compatible con la sociedad, con la vida, con la economía y también con la salud mental de todos nosotros. Cuando analizamos todos los valores en su conjunto y los cruzamos la cosa se empieza a complicar e intervienen otras variables que no son científicas.

Parece la pescadilla que se muerde la cola.

A mí me parece todo esto una metáfora de lo que es la sociedad. En la sociedad estamos muchas personas que tenemos diferentes ocupaciones y responsabilidades. Los científicos formamos parte de ese conjunto, pero yo no creo en la ciencia como si fuera una casta que tiene la razón en todo y que está en posesión de la verdad; no de la verdad científica, de la verdad social.

Pensábamos que eran los científicos quienes tenían que marcar la ruta en casos como este.

Eso es muy relativo, y pongo un ejemplo. A la hora de construir una autopista, un científico puede marcar la ruta que considera mejor en términos de terrenos, de desniveles, pero va a haber otras variables que condicionen la ruta. Que atraviese una localidad, que destruya ciertos patrimonios, que se meta en terrenos comprometidos€ Van a ser esas variables las que al final se impongan. El científico seguirá manteniendo su ruta ideal, pero las administraciones, la sociedad, darán otro diagnóstico.

Quizá confiamos en la casta científica porque hemos dejado de fiarnos de la casta política.

Eso va a depender de las expectativas que tengas. No te has parado a pensar que el político puedes ser tú o puedo ser yo, porque políticos somos todos. Están unos señores a los que hemos elegido para un periodo de tiempo, cuatro años, y a la vuelta de ese tiempo los podemos despedir. No espero que ellos sean unos mesías, no espero que los políticos me resuelvan la existencia. El mejor ejemplo está en los pueblos pequeños, donde el alcalde es uno más y nadie espera de él que haga un milagro.

Todas las miras están puestas en las vacunas, ¿estamos confiando demasiado en ellas?

La vacuna es un elemento más. Este problema, como cualquiera que se manifieste de forma global, no se resuelve con una varita mágica. Los problemas no siempre se resuelven de frente, hay que rodearlos. Están las medidas sociales, las mascarillas, la buena asistencia y también las vacunas. Con todo ello es posible replegar al virus, pero es el tiempo el que nos lo tiene que contar. No hay que tener una visión mágica de la ciencia.

A lo largo de los siglos ha habido otras epidemias terribles, ¿esta es una más o es más importante que las anteriores?

Es una más, pero es la que nos toca a nosotros. Es como todo: epidemias o catástrofes naturales nos afectan de diferente forma si se presentan aquí y ahora. Un terremoto en México puede ser terrible, aunque se nos olvida enseguida, pero un pequeño temblor en nuestro pueblo nos parece una cosa muy seria y preocupante. Esta pandemia pasará a la Historia como otras, pero es más importante para nosotros porque es la que nos ha tocado.

Hay voces que dicen que seguiremos sufriendo virus letales en el futuro. ¿Hay que dar crédito a esas voces tan apocalípticas o son meras especulaciones?

Es posible, pero también hay que aclarar una cosa: el ser humano lleva combatiendo con patógenos desde el principio de la humanidad. No es ninguna novedad, los virus forman parte de la vida. Es lógico que haya infecciones, sobre todo si tenemos en cuenta el modo de vida occidental. Vivimos en grandes concentraciones y está la globalización, el estar comunicados a través de los viajes con todos los puntos del Planeta€ ¿Qué ocurre? Que todo eso favorece las infecciones y las propagaciones de virus.

¿Tenemos que cambiar de vida?

Es algo que yo no voy a decir, pero sí hay una cosa que debemos recordar: por algo tenemos un sistema inmunitario. Llevamos combatiendo a los agentes patógenos miles y miles de años. Esta lucha es parte de la vida, es parte de la biología.

¿Va a exigir muchas renuncias la aparición de este virus?

Hay cosas a la que ni siquiera se debe renunciar. Por ejemplo, no se debe renunciar nunca a la educación. Hay sacrificios como el no poder ver a tus padres o a tus hijos, pero esto es una causa de fuerza mayor y suponemos que temporal. Lo que será interesante a posteriori es hacer un análisis de cómo nos ha cambiado la vida.

Pues parece que no va a ser a mejor.

Hay que pensar en positivo. De cada periodo de crisis se aprende. Cuando lo analicemos con cierta distancia habrá cosas que nos servirán para el futuro, seguro.

¿Qué más temas le ocupan?

La ciencia, investigar, publicar y dar clases. Tengo la obligación científica del Museo de Evolución Humana de Burgos, lo que me lleva a preparar exposiciones, y nosotros seguimos como si tal cosa. El proyecto en el que estamos trabajando es sobre Ramón y Cajal. Cuando llegue el verano espero volver a ir a excavar.

PERSONAL

Edad: 66 años

Lugar de nacimiento: Madrid. Su padre era de Tolosa y sus primeros 17 años los pasó en Bilbao.

Trayectoria: Es miembro del equipo de Investigaciones de los Yacimientos Pleistocenos de la Sierra de Atapuerca, en Burgos. Es catedrático de Paleontología de la UCM y director del Museo de la Evolución Humana de Burgos. En 1997 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y con el Premio Castilla y León de Ciencias Sociales y Humanidades. Una de sus pasiones ha sido escribir. Es un colaborador asiduo de las más prestigiosas publicaciones científicas, pero también escribe para un público más generalista y no experto en materia paleontológica.

Publicaciones: Destacan títulos como El collar de Neandertal, al otro lado de la niebla; Mi primer atlas de la prehistoria, cuando el mundo era niño; La saga humana, La especie elegida, Los aborígenes: la alimentación en la evolución humana, El reloj de Darwin; o Vida. La gran historia. Su último libro La vida contada por un sapiens a un neandertal lo ha escrito con Juan José Millás. Los dos han recorrido quince escenarios geográficos en los que se puede apreciar la huella humana en pasado y presente.