BILBAO. La separación se ha producido a las 09.34 horas (hora peninsular española), pero el equipo de control en el Centro de Operaciones Espaciales de la ESA en Darmstadt (Alemania), no ha recibido la señal de confirmación hasta las 10.03 horas, enviada por la propia sonda.
La alegría se apoderó de los trabajadores del centro que esperaban la señal de Philae. Se trata del primer paso para lograr un hito en la historia espacial. El mismo equipo espera ya a que Philae complete su viaje y que, alrededor de las 17.00 horas, se vuelva a producir una señal de confirmación que determine que ha llegado a su destino final.
Philae ha comenzado su viaje a 22 kilómetros del cometa 67P/Churiumov Guerasimenko. Su velocidad en este descenso es de unos 18 centímetros por segundo, aunque la velocidad irá aumentando hasta el metro por segundo a lo largo del recorrido.
Según ha explicado el responsable científico de la misión, Laurence O'Rourke, todo este proceso colocará a Philae en el sitio elegido para estudiar el cometa. Según ha explicado que este lugar fue elegido por su buena iluminación "necesaria para dar energía a la sonda para realizar su trabajo", porque las 7 horas de viaje se consideran poco tiempo "y supone menor gasto de batería", por su superficie plana y porque tiene un gran interés científico.
El lugar al que llegará Philae tiene acantilados y rocas de 12 metros de alto, así como una buena combinación de hielo y polvo en su superficie. "Es una zona con muchos retos", ha apuntado.
PROBLEMAS EN EL SISTEMA DE DESCENSO
La ESA está ahora preocupada por la operación de aterrizaje, después de que este martes la sonda presentara un problema en el sistema de descenso. La agencia espacial ha explicado en un comunicado que el sistema que proporciona un empuje para evitar un rebote en el momento de toma de contacto con el cometa, no se puede activar.
"El propulsor de gas frío en la parte superior del módulo de aterrizaje no parece estar funcionando, así que tendremos que confiar plenamente en los arpones que se aferrarán a la superficie" de 67P, ha explicado uno de los responsables de la misión, Stephan Ulamec. "Vamos a necesitar un poco de suerte, que no haya una roca o una pendiente pronunciada en el lugar de aterrizaje", ha reconocido.