La inteligencia artificial en 2026: seis tendencias clave
Tras la explosión de la IA en los dos últimos años, del que va a empezar se espera un asentamiento que separe la utilidad real de su uso como fuego de artificio
La inteligencia artificial(IA) ya no es una promesa ni una moda: es una tecnología que lo atraviesa todo. Pero, a medida que avanza, también deja muchas preguntas. En 2026 se verán avances asombrosos en lo que respecta a este campo, pero también cuellos de botella, saturación digital y un nuevo tipo de cansancio social, según explica Antonio Pita, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Este experto repasa seis tendencias clave que ayudarán a leer este 2026 en términos de inteligencia artificial.
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1. Dos Modelos en disputa: ¿AGI o una LLM más grande?
La primera gran línea de tensión es científica y estratégica. Según Pita, coexistirán dos rutas de investigación: la de seguir con los modelos de lenguaje de gran tamaño(LLM) y la de quienes creen que hace falta algo más para llegar a la inteligencia artificial general (AGI). Este debate busca definir qué tipo de sistemas se priorizarán.
Pita no cree que este año se llegue a la AGI, pero sí que se verán muchos sistemas que imiten el comportamiento humano de forma convincente.
Por un lado, gigantes como OpenAI o Google apuestan por seguir escalando los LLM, confiando en que con más datos y parámetros surgirá la famosa AGI.
Por otro lado, Yann LeCun, uno de los pioneros de la IA moderna y exjefe de la IA en Meta, trabaja en modelos conocidos como world models: arquitecturas que intentan razonar, recordar y planificar como lo haría un ser vivo.
2. Saturación por gran consumo
El crecimiento de la IA ha disparado la demanda de energía y amenaza con convertir la capacidad eléctrica y de red en un cuello de botella. En EEUU, los centros de datos ya consumen más del 4 % de la electricidad total del país, y podrían superar el 14 % en 2030.
En el Estado español, el 83 % de los nodos de la red eléctrica están saturados, lo que compromete la instalación de nuevos centros de datos. “El reto no es solo tecnológico, es logístico, ambiental y geopolítico”, asegura el experto.
Hasta ahora, su utilidad real ha estado ensombrecida por un uso en redes sociales que ha llevado a la saturación
3. La bolsa y los chips como campo de batalla
La IA se ha convertido en un termómetro económico de alta sensibilidad. En 2025, Nvidia llegó a ser la empresa más valiosa del mundo. En 2026, ya no lo es, lo que plantea si estamos ante una burbuja. Por su parte, Alphabet (Google) crece. Su apuesta por los TPU (procesadores propios para IA) empieza a dar frutos. Meta ya ha anunciado que usará sus chips en 2027, y eso ha disparado el valor bursátil de Google. La guerra de los chips es técnica y estratégica. “Viviremos un año de mucha volatilidad”, pronostica Pita.
4. Saturación digital: cuando la IA genera demasiado
Internet se ha llenado de textos, imágenes, vídeos y voces hiperrealistas generados por IA. El problema no es solo la desinformación y que mucho de lo generado por IA está vacío de contenido, es el cansancio que producen en el usuario. Su impresión es que LinkedIn está lleno de publicaciones clonadas. YouTube, de vídeos sin alma. Y en las redes sociales cunde la sensación de que ya no se puede confiar en nada de lo que se vea u oiga. El futuro digital podría ser paradójico: cuanto más perfecto sea el contenido, menos interés generará, sostiene Pita.
La basura electrónica se está multiplicando por culpa de la inteligencia artificial
5. El empleo y la educación: el cambio invisible
La IA no es un meteorito laboral que arrasa, sino una reforma silenciosa de tareas. No destruye empleos de golpe, pero sí redefine las tareas. Automatiza lo fácil, acelera lo complejo y deja a muchos perfiles intermedios en el aire. Las tecnológicas deciden despidos masivos y las grandes consultoras prescinden de los perfiles júnior.
El otro impacto se dará en las aulas. Si la IA responde, resume, calcula y redacta, ¿qué sentido tiene seguir evaluando como antes? En 2026, se verá el inicio de una transformación educativa que aún no se sabe cómo pilotar. “Se trata de enseñar a convivir con la IA: saber qué preguntarle, cómo validarla, cuándo confiar en ella y ayudar a que los estudiantes le saquen el máximo partido”, aconseja el experto de la UOC.
6. Agentes: de la demo a la oficina
La sexta tendencia es más técnica, pero explica la transición de la IA. Pita sostiene que 2025 fue el año de las demos, los errores y los aprendizajes. “2026 será el de la implementación real”, agrega. Los agentes de IA empiezan a infiltrarse en tareas muy concretas: redactar informes, vigilar bases de datos, monitorizar a la competencia y generar documentación.
La IA agentiva facilita asistentes especializados que hacen tareas concretas en poco tiempo mejor que un humano. Las empresas que los integren de forma sensata ganarán claramente velocidad a la hora de realizar las tareas. “El 2026 no va de promoción masiva (hype), va de madurez”, concluye e experto Antonio Pita.