La obsesión por tener una piel perfecta, a menudo promovida por estándares inalcanzables presentados en redes sociales, ha llevado a una creciente presión sobre las personas para alcanzar una apariencia idealizada. En ocasiones, los filtros y los retoques aplicados a las imágenes en los medios sociales, provocan una distorsión entre lo que se pide y lo que efectivamente se puede lograr en cada persona con tratamientos estéticos.
En el mundo virtual de las redes sociales, las figuras y rostros, perfectamente retocados y filtrados, son omnipresentes. La piel impecable, libre de imperfecciones, cicatrices o poros visibles, se ha convertido en una norma inalcanzable, potenciada la mayoría de veces por influencers y celebridades. ‘El impacto continuo de publicaciones cuidadosamente editadas, pueden generar la impresión de que la perfección física es la clave para una vida exitosa y feliz, generando un ideal inalcanzable e irreal y que, sobre todo en los jóvenes, conduce a una frustración en la persona y una exigencia bárbara para los profesionales médicos estéticos’ afirma Javier Recalde, Director de Comunicación y Marketing de IT Pharma.
El fenómeno del ciberacoso y la “body shaming” (vergüenza por el cuerpo) puede aumentar aún más la ansiedad y la preocupación por la apariencia física. Esto puede llevar a un deterioro de la salud mental, causando ansiedad, depresión e incluso trastornos alimenticios en algunos casos.
El papel del profesional, indispensable
Es importante destacar que las redes sociales pueden ser una herramienta poderosa para el empoderamiento y la autoexpresión, y muchas personas las utilizan de manera positiva para compartir sus experiencias y luchas con problemas de piel. Sin embargo, es necesario tomar conciencia de los posibles efectos negativos de la sobreexposición a imágenes idealizadas y retocadas. ‘La belleza es subjetiva y diversa, y la piel perfecta no es un estándar realista. Actualmente, los pacientes llegan a la cita diagnóstica con un alto grado de información respecto a lo que buscan y cómo quieren que sea su aspecto final, a veces inalcanzable, con expresiones como “quiero lucir igual que con este filtro de Instagram…”. Nosotros abogamos siempre por una piel sana y cuidada, aceptando la diversidad de cada uno y fomentando el cuidado responsable de la piel; eso siempre se traducirá en un aspecto más saludable y que luce mejor’ destaca Recalde.
Es fundamental fomentar la educación sobre la imagen corporal positiva y el cuidado responsable de la piel. Los usuarios deben ser conscientes de que la mayoría de las imágenes que ven en línea están altamente editadas y no representan la realidad. ‘Siempre deben contar con la intermediación de un profesional médico estético o esteticista que asesore, parta de un diagnóstico efectivo para cada caso particular, y utilice productos de alta garantía y seguridad. La piel es un órgano vivo y como tal debe ser tratado, huyendo de la normalización de estándares de belleza manipulados, protegiendo así la salud mental y el bienestar de los pacientes’ destaca Javier Recalde.
La nueva medicina estética responsable
Las redes sociales pueden tener una buena o mala influencia en la estética y la percepción de la piel, dependiendo del uso que hagamos de ellas. No hay que demonizar en absoluto su uso, pero si alguien quiere realizarse un tratamiento, que se ponga siempre en manos de un profesional de la estética que realice un concienzudo diagnóstico.
De esta manera, contribuimos a transformar las redes sociales en una herramienta positiva, de respeto, aceptación y autoexpresión, afirma Recalde. Hay profesionales maravillosos que acompañan a la persona, la escuchan y estudian cada caso en base a las necesidades individuales, pero siempre partiendo desde el respeto a la salud de la piel, realzando la naturalidad y estilo propios, sin plantear objetivos imposibles y, por supuesto, con una elevada seguridad en los productos que se utilizan en los tratamientos, destaca Recalde.