El Baskonia sufrió en el Santiago Martín su segunda derrota más abultada desde que Dusko Ivanovic tomó las riendas del equipo. El conjunto vitoriano cayó frente a un Tenerife inspirado en ataque mediante la figura de Marcelinho Huertas y que castigó con suma facilidad el elevado kilometraje acumulado por el Baskonia en las últimas semanas.

El equipo de Zurbano, pese sus intentonas y los fogonazos de Nikos Rogkavopoulos, fue a remolque durante toda la contienda y tuvo que remar a contracorriente frente a un rival acertado desde la línea del triple. De hecho, el Tenerife encontró a través de la anotación exterior la fórmula para mantener a raya al Baskonia y, gracias al liderazgo de Marcelinho Huertas, los de Vidorreta fueron capaces de mantener su cómoda ventaja hasta el final.

El director de juego brasileño lideró la matinal a su antojo y supo detectar las situaciones en las que imprimir un ritmo más volcánico o, por el contrario, disminuir las revoluciones. Sumó 18 puntos y seis asistencias en la que fue sin duda una de sus actuaciones más destacadas de la temporada. Pero más allá de sus notables cifras, lo cierto es que Huertas insufló paciencia y tablas durante todo el partido, unos intangibles determinantes para mantener la serenidad ante la reacción mostrada por el Baskonia en el inicio del tercer cuarto. 

El conjunto vitoriano, por su parte, no encontró la fórmula para detener la inspiración del veterano base, quien encontró a sus compañeros en posiciones favorables para castigar la escasa rotación dispuesta por Ivanovic. Y es que el Baskonia volvió a evidenciar su fatiga en tierras chicharreras con una discreta producción ofensiva y una dureza defensiva bajo mínimos.

Sin ir más lejos, Miller-McIntyre no dio para más en el Santiago Martín. Él es uno de los jugadores más damnificados por la cruenta suma de minutos en las últimas semanas y su desgaste físico le hizo mella en el duelo individual frente a Marcelinho Huertas. De hecho, el timonel azulgrana se fue de vacío del choque ante el Tenerife y cometió errores impropios en él como las cuatro pérdidas. 

Las ausencias de Sedekerskis, Costello y Diop también propiciaron una preocupante carencia de músculo en el juego interior. Una debilidad que, como es lógico, supo aprovechar el Tenerife para provocar situaciones de emparejamientos discordantes en la pintura. Fue de tal magnitud el desgaste de Maik Kotsar que Moneke o Dani Díez tuvieron que desempeñarse como un cinco de circunstancias en las fases en las que el pívot estonio tomó aire en el banquillo.

El oasis en el desierto baskonista no fue otro que Nikos Rogkavopoulos. El tirador griego, en alza tras su notable actuación frente al Maccabi hace escasos días, asumió responsabilidades en el perímetro y firmó su actuación más productiva del curso en el campeonato doméstico. Sus 14 puntos y siete rebotes le postularon como el baskonista mejor valorado del partido con 22 créditos.