Era un clamor desde hace años dentro del mundo del baloncesto. Algunos partidos resultaban eternos y soporíferos, mucho más tras la introducción de una herramienta como el Instant Replay que, si bien permite hacer justicia tras cualquier decisión errónea de los colegiados, ralentizaba el ritmo de los encuentros hasta límites insospechados. Pues bien, la ACB se ha propuesta elevar la dosis de espectáculo. A partir de ahora, el objetivo radica en que prime el vértigo y serán los más pícaros quienes se beneficien del cambio de una norma que ya ha dado mucho que hablar durante el transcurso de la reciente Supercopa de Sevilla. En la cancha de San Pablo se vieron algunas canastas insólitas a las que el público no estaba acostumbrado.

La modificación fundamental a la hora de conseguir un juego más dinámico tiene que ver con la introducción del saque rápido. Los árbitros ya no deben tocar como hasta ahora el balón antes de los saques de fondo y de banda en campo propio para comenzar el ataque.

La influencia de esta nueva regla, que tan solo rige a nivel doméstico y no en la Euroliga, ha quedado acreditada en algunos amistosos de pretemporada y también en la Supercopa con algunas canastas rápidas fruto de la picardía. El equipo que pierda el balón deberá hacer un buen balance defensivo si quiere evitar dos puntos sencillos del rival, aunque los jugadores que compatibilicen la ACB y la Euroliga deberán estar muy preparados en la vertiente mental para saber que la norma se implementa en una competición y es ilegal en otra. En definitiva, un galimatías porque, además, hay otras consideraciones a tener en cuenta.

Si el jugador que pierde el balón no lo deja en el suelo o lo retiene de forma deliberada, recibe a renglón seguido un aviso de técnica por parte de los árbitros. Si vuelve a cometer esa torpeza, el rival dispondrá de un tiro libre gratis. Por ejemplo, en el balonmano también está penalizada esta acción, en su caso con una exclusión de dos minutos.

“Los jugadores podrán poner la pelota en juego inmediatamente, sin interrupciones, facilitando así la reanudación rápida del juego y, posiblemente, más contraataques y transiciones”, cuenta la propia Liga en su página web. En campo de ataque todo sigue igual que hasta ahora y también en ambas partes de la cancha durante los dos últimos minutos de los encuentros. Es decir, el árbitro deberá tocar el balón antes de que el jugador lo ponga en juego en cualquiera de estas situaciones.

De lo que no cabe duda es que esta controvertida norma beneficiará a los equipos amantes de un estilo similar a la NBA, de transiciones rápidas, que procuran realizar contraataques y buscan la canasta por el camino más corto en los primeros segundos de la posesión merced a un juego eléctrico.

La otra gran novedad tiene que ver con el Instant Replay, una herramienta que va a ser menos protagonista, al menos fuera de los dos minutos finales. No en vano, se acortarán de forma notable aquellas acciones en las que los árbitros podrán revisar en el vídeo lo que ha sucedido. A cambio, los entrenadores tendrán un papel más activo en este sentido.

Esta modificación llega después de que la temporada pasada alrededor del 40 por ciento de las ocasiones en que el trío arbitral paró el juego para ver la imagen y tomar una decisión tuvo lugar en los casos en los que había duda de si una falta era normal o antideportiva. A partir de ahora, en ese tipo de acciones, entre otras, que haya chequeo o no va a depender de los técnicos, que pasan de tener un challenge a dos. Si aciertan tras la correspondiente revisión, mantendrán los dos y si se equivocan lo perderán, tal y como sucede en el tenis. En los últimos dos minutos y en las prórrogas los árbitros sí podrán acudir al Instant Replay en todos los casos previstos y los entrenadores verán reducido un challenge. Si tenían dos, podrán solicitar uno en los últimos dos minutos y si solo les quedaba uno lo perderán.