Una vez terminada la temporada y tras haber dado el primer paso en la confección de la nueva plantilla con la elección de Peñarroya como técnico, el Baskonia tiene la misión de construir un equipo que le permita volver a estar entre los mejores de la ACB y pelear por regresar a un play off de la Euroliga. Al igual que sucedió el pasado curso, es esperable que se registren numerosos cambios en la composición de la plantilla respecto a la temporada 2021-22, ya que el equipo no ha dado el rendimiento esperado.

Como se suele decir, antes de entrar hay que dejar salir, por lo que la dirección deportiva deberá decidir con qué jugadores no cuenta de cara al próximo curso para poder empezar a cerrar incorporaciones. En estos momentos, todos los jugadores tienen contrato para la próxima campaña a excepción de Wade Baldwin y Alex Barrera. Este último, que ha estado esta temporada en Vitoria para ayudar con los entrenamientos del equipo y tener un hombre más en la plantilla en caso de bajas por lesión o covid, dejará con total seguridad el equipo, mientras que la continuidad o no de Baldwin dependerá de las intenciones del club y del propio jugador, cuya temporada ha sido una montaña rusa. En el caso de los once jugadores restantes, que sus contratos no expiren este verano no quiere decir, ni mucho menos, que tengan asegurada su continuidad en Vitoria. En algunos casos los acuerdos cuentan con cláusulas de corte que puede ejercer el club en caso de que no le haya convencido el rendimiento del jugador, mientras que en otros, como suele suceder con los azulgranas que más destacan, es posible que el Baskonia los utilice para hacer caja en caso de llegar una oferta interesante bien de otro club europeo o bien de la NBA.

EN EL ALAMBRE

Así las cosas, hay varios nombres de la columna vertebral de la plantilla cuya continuidad es una incógnita. Uno de ellos es Jayson Granger, que ya ha expresado en algunas de sus declaraciones recientes que su deseo es seguir en el club, pero la decisión final será del Baskonia. El base uruguayo, al que el club puede cortar este verano, ha vivido una temporada irregular, intercalando buenas actuaciones con otras erráticas y casi desesperantes en las que le ha faltado acierto y criterio en ataque. Es un jugador con experiencia, liderazgo y que conoce bien el club, pero que cumplirá 33 años en septiembre y va perdiendo su frescura física de antaño. Su nombre ha estado ligado con el Unicaja en los últimos meses, por lo que su futuro podría estar lejos de Vitoria en busca de renovar la dirección de juego gasteiztarra.

Otro cuyo porvenir está en el aire es Alec Peters, que no ha explotado en su segundo año en Vitoria y que posee una ficha importante. Le costó regresar a las canchas después de lesionarse en pretemporada y, a pesar de que ha registrado buenos números, no ha sido ese líder que necesitaba el equipo y su aportación en el play off ha sido muy discreta, sufriendo contra jugadores más físicos que él. Tiene buen cartel en la Euroliga y el club alavés deberá decidir si quiere emplear una de sus dos plazas para extracomunitarios en un jugador con un rol tan específico como el de Peters, un especialista desde el triple. Los deseos del jugador también serán un factor a tener en cuenta.

Giedraitis, por su parte, ha cuajado una temporada decepcionante, condicionado por contar con otro jugador fuerte en su puesto como Fontecchio y la necesidad de jugar en la posición de escolta para poder coincidir en cancha con el italiano. Su alta ficha es un inconveniente y no será fácil encontrar un equipo dispuesto a asumirla tras su bajón de rendimiento. El verano será largo, pero como siempre sucede con el Baskonia la actividad se presume frenética en los despachos.