El gigante congoleño de 2,24 metros, Bienvenu Letuni, ha fallecido esta mañana a los 28 años. El pívot, una de las 40 personas más altas del mundo, y con una envergadura de 2.42 metros probó suerte en su día con el Baskonia. De hecho, con tan solo 14 años estuvo entrenando con los equipos de las categorías inferiores de la escuadra azulgrana en diciembre de 2009 pero no tuvo suerte y semanas después iniciaba una nueva aventura en la cantera del Joventut de Badalona, donde sí que tuvo algo más de repercusión.

Pues bien, esta mañana Carlos Jiménez, cofundador de Solobasket anunciaba en su cuenta de Twitter la triste noticia del fallecimiento del jugador. "Hace tres horas que falleció Bienvenu (Letuni)". Ese reciente mensaje de texto Anicet Lavodrama ha precedido a otro de voz en el que le cuesta, a horrores, articular con fluidez un buen puñado de palabras".

Carlos Jiménez recuerda las penurias por las que estaba pasando estos últimos años el jugador que un día soñó con triunfar en el baloncesto europeo. "En Solobasket, hace algo más de dos años, ya alertamos sobre Bienvenu Letuni con una noticia. Pedíamos ayuda porque, tras no encajar en el profesionalismo, tampoco acabó de encajar en su propio país. En Kinshasa, requería de medicación y andaba lejos de su aldea con poco dinero, mala alimentación, vivienda precaria y habiendo sufrido acromegalia (medía 2.24), su situación era muy compleja". Si a todo esto se suma que de un tiempo a esta parte había contraído tuberculosis, la salud del exjugador era más que delicada y finalmente se ha producido el fatal desenlace.

Un triste final para este congoleño de origen humilde que soñó un día con hacerse un nombre en el baloncesto. Originario de la provincia de Bandundu de la República Democrática del Congo en una zona selvática, a 250 kilómetros de la capital, gozó de muy pocos recursos en su infancia.

Hijo de padres agricultores, el joven no pararía de crecer y el patriarca de su aldea recomendó a sus familia que le enviasen a la ciudad. Allí se fue con lo puesto y tras un viaje penoso y costoso de más de dos días a bordo de un camión por malas carreteras cuando en avión no le hubiera llevado ni 20 minutos. No se lo podía permitir. Este chico humilde buscaba una salida en el baloncesto en el que poder dejar atrás las penurias que le habían rodeado toda su infancia.

En Kinshasha daría sus primeros pasos en el mundo de la canasta en 2009 en el Onatra, el equipo de otro gigante africano que hizo historia en el baloncesto, Dikembe Mutombo. Ahí si interminable envergadura le puso en la órbita de los ojeadores, entre ellos Laminé Savané (hermano de Sitapha, exjugador del Gran Canaria y hoy comentarista en Movistar) y el legendario Anicet Lavodrama, un experto conocedor del mercado del continente africano y valedor de muchas de las promesas que acabarían posteriormente en el baloncesto europeo. Ese era el sueño del joven Bienvenu Letuni. Triunfar en Europa y abandonar la pobreza.

Primero se cruzó en su camino el Baskonia a finales de 2009. De nuevo la suerte le dio la espalda . No contaron con él en Gasteiz. Al menos en ese momento apareció el Joventut. Letuni aterrizó en Badalona días después de su salida del entonces Caja Laboral para que se le realizase una intervención quirúrgica que solucionase su problema de gigantismo antes de incorporarse a la Penya. "Fue casi una obra social, nuestro sponsor de entonces, DKV Seguros, se involucró en el fichaje que fue planteado por la empresa de representación Youfirst para quién trabajaba Anicet Lavodrama que conocía bien los talentos africanos, en especial los de aquella zona. Bienvenu, por su altura, también ofrecía alguna esperanza para ver si progresaba en el baloncesto", explicó Jordi Martí en la web Solobasket en 2019.

Confiaban en su explosión. Y es que llevaba tan solo jugando unos meses y ya apuntaba maneras. De hecho, la opinión baloncestística sobre Letuni era unánime: "sabe jugar". Y es que lejos de ser el típico jugador con mucha altura pero torpe y sin los fundamentos necesarios para este deporte, Letuni siempre dio muestras de poder jugar. Buena prueba de ello es que hasta algunas franquicias de la NBA le siguieron la pista durante su etapa en Europa. Sin embargo, su carrera no fue a más y se quedó a las puertas del baloncesto profesional. Otra vez a un paso de su sueño. No pudo ser y no le quedaría más remedio que regresar a su país, donde ha fallecido de nuevo rodeado de la pobreza que un día soñó abandonar.