El Baskonia logró dar la primera gran alegría en mucho tiempo al Buesa Arena al poner fin a su racha de ocho derrotas consecutivas en la Euroliga nada más y nada menos que contra el Anadolu Efes, vigente campeón del torneo. El talento individual de Micic y Larkin no fue suficiente para contrarrestar la gran actuación coral del Baskonia y en especial de unos entonados Baldwin y Raieste, claves en el triunfo con un genial último cuarto.

El Baskonia quería darle continuidad a lo conseguido en Madrid y Spahija lo dejó claro desde el inicio, al utilizar el mismo quinteto titular que tan bien funcionó en el WiZink. De hecho, los primeros minutos del conjunto gasteiztarra fueron eléctricos, con un parcial de 7-0 liderado por Fontecchio y Costello que obligó a Ataman a pedir tiempo muerto.

El técnico turco, sorprendido por el buen arranque local, quiso cortar por lo sano haciendo ingresar a Larkin en la cancha a los tres minutos de juego y el exbaskonista respondió con siete minutos propios de un videojuego. El norteamericano puso el punto de mira en el aro y por allí entraron cada uno de los cinco triples que intentó en el primer cuarto, que sirvieron no solo para recortar distancias, sino para cerrar el parcial con el Efes 22-24 arriba. El Baskonia jugó bien, se trabajó cada canasta, pero todas eran respondidas con la misma jugada de Larkin. Bloqueo en la bombilla y triple aprovechando el espacio dejado por el pívot azulgrana.

Afortunadamente para el Baskonia, el show de Larkin no siguió en el segundo cuarto, pero Micic, Singleton y Dunston continuaron castigando a los alaveses desde la línea de 6,75 metros. Larkin anotó su sexto intento desde el exterior para el 31-37, su séptimo tiro golpeó en el hierro y lo aprovecharon Marinkovic y Giedraitis para recortar distancias y ponerse a un solo punto. El Buesa Arena despertaba, pero una vez más los triples, en este caso de Micic y otro sobre la bocina de Dunston, tiraban por tierra el trabajo local. La buena noticia para los de Spahija era que, a pesar del excepcional acierto visitante, aún seguían metidos en el encuentro con el 36-43.

OTRO SEGUNDO TIEMPO PARA ENMARCAR

La segunda parte, cuyo arranque se demoró a causa de la avería de uno de los relojes de posesión, comenzó con un intercambio de golpes por parte de ambos conjuntos, pero a partir del 42-50 Baldwin dio un paso al frente y se propuso competir de tú a tú a Larkin y Micic. El norteamericano, discreto hasta entonces en anotación, se entonó e hizo fluir la ofensiva local a base de canastas marca de la casa y buen movimiento de balón. Tan fructíferos fueron estos minutos para el Baskonia, que llegó a encadenar un parcial de 16-2 que le sirvió para colocarse seis puntos por delante en el electrónico y, además, enviar a Pleiss al banquillo con cuatro faltas.

El cuadro turco logró frenar la sangría en los últimos minutos del parcial, pero no evitó entrar en el cuarto decisivo con un 62-58 en contra que hacía que los seguidores baskonistas comenzaran en creer en la posibilidad de tumbar al vigente campeón de la Euroliga.

Tan encendido estaba Baldwin, que Spahija decidió mantenerlo en cancha durante toda la segunda parte y dejar a Granger en el banquillo. El base siguió tirando de su equipo en el último cuarto, aunque el gran protagonista fue Sander Raieste, que completó el mejor partido de su carrera en Euroliga y resultó ser un factor determinante e inesperado en el triunfo azulgrana.

El alero estonio se ganó el reconocimiento del público con un gran palmeo nada más empezar el cuarto y a partir de ahí entró en calor, con tres triples desde la misma esquina y buenas acciones atrás que elevaron el tono defensivo del equipo. Los cambios automáticos en defensa gracias a un quinteto muy versátil frenaron la productividad de Micic y Larkin, que se difuminaron en unos minutos decisivos en los que el Baskonia disfrutó e hizo disfrutar a sus seguidores como pocas veces esta temporada.

El segundo triple de Raieste puso el 78-68 en el marcador, ventaja que los de Spahija supieron gestionar hasta hacerse con una merecida victoria que demuestra que lo logrado el domingo en el WiZink Center no fue una casualidad y confirma el despertar del Baskonia. La temporada no ha terminado y, eliminando a los equipos rusos de la ecuación, puede que la Euroliga tampoco.