El futuro de Tornike Shengelia en el CSKA se encuentra en estos momentos en el aire. El agente del ala-pívot ha desmentido la ruptura unilateral de su contrato con el club ruso después de que esta mañana hubieran aparecido unas supuestas declaraciones del exbaskonista en un medio georgiano donde aseguraba que no podía seguir jugando en un país que estaba invadiendo Ucrania.

"Toko Shengelia no ha hecho ninguna declaración a ningún medio de comunicación. Está enfocado en este momento en el bienestar de su familia. Cuando se tome una decisión sobre su futuro, hablará en primer lugar con el CSKA de Moscú", ha asegurado Nikos Varlas, de la agencia Octagon, una de las más poderosas de Europa.

La única certeza es que Shengelia ya ha abandonado Moscú y se encuentra ahora mismo en España tras el estallido del conflicto militar entre Rusia y Ucrania. Por lo tanto, el exbaskonista no disputará los próximos compromisos del CSKA, al que le une un contrato hasta junio de 2023 que no es nada fácil de romper y donde es uno de los jugadores mejor pagados de Europa tras su salida de la capital alavesa.

Se sabía que Shengelia tenía una personalidad arrebatadora dentro de la cancha, tal y como demostró durante su largo periplo en el Baskonia, pero lo que muchos no llegaron a imaginar nunca es que tendría el coraje suficiente para criticar abiertamente la actuación del Kremlin desde que el viernes inició las embestidas militares contra Ucrania.

El ala-pívot georgiano, cuya llegada a Moscú en su día ya levantó ciertas suspicacias, dejó entrever su malestar con el conflicto político el viernes al ponerse la bandera ucraniana en su perfil de las redes sociales, donde escribió un mensaje en que se leía: "¡Rezando por Ucrania Mantente fuerte¡", acompañado de un icono de un brazo mostrando bíceps.

Si la guerra mantiene su curso, Shengelia podría dejar plantado a un CSKA donde era una de las principales figuras a las órdenes de Dimitris Itoudis y que se verá obligado a jugar todos sus partidos como local en terreno neutral tras la determinación tomada el viernes por la Euroliga.

El exbaskonista, nacido hace 30 años en Georgia, estuvo en el centro de la polémica cuando decició fichar por el CSKA. Sus compatriotas no vieron con buenos ojos su aterrizaje en Moscú dado que su país mantuvo un enfrentamiento con Rusia en 2008 a cuenta de las repúblicas separatistas de Osetia del Sur y Abjasia. Un conflicto similar al de ahora con Ucrania que hizo que el Kremlin y Tbilisi, la capital de su país, rompieran relaciones.

Para que no hubiese duda de sus sentimientos patrióticos, en su contrato incluyó en su día una cláusula por la cual podría representar a su país natal en las ventanas FIBA y no jugar con el CSKA los partidos de Euroliga que tuvieran lugar durante las mismas fechas.

Otro jugador del CSKA, en este caso el lituano Marius Grigonis, también se encuentra en el centro de todas las miradas ya que el Zalgiris ha anunciado que no jugará ante los clubes rusos en la Euroliga sin importar que la competición le dé por perdidos sus partidos por un marcador de 20-0. El club báltico se expone a multas económicas e incluso la expulsión del torneo.