El Baskonia y Tadas Sedekerkis se han unido en matrimonio hasta 2024, es decir dos años más de lo que estipulaba un contrato que vencía hasta ahora en 2022. El club vitoriano ha querido curarse en salud atando cuando antes la continuidad de la promesa lituana, la gran revelación de la pasada campaña a las órdenes de Dusko Ivanovic.
Tras un cúmulo de cesiones en su país natal y en clubes españoles donde parecía no dar pasos al frente y seguía completamente estancado, Sedekerskis disputó el pasado curso la mejor temporada de su carrera profesional. El técnico montenegrino supo sacar el máximo jugo a un jugador capaz de ocupar varios puestos sobre la cancha, convertido en un Carpanta de los rebotes y, sobre todo, con un gran margen de mejora a sus 23 años.
En el año de su consagración y donde dejó todas las dudas atrás, el joven talento azulgrana -que aterrizó en Vitoria en el verano de 2013- promedió 9,6 créditos de valoración en 18 minutos de media en la Liga Endesa. En la Euroliga consiguió 3,5 puntos y 2,9 rebotes en los 16 minutos de media que estuvo en cancha.
Sin embargo, firmó un excelente trabajo subterráneo que no apareció casi nunca en la estadística, gracias en parte a ese privilegiado físico que ha mejorado en los últimos años. Incluso recibió galones en algunos partidos a la hora de defender a grandes estrellas de la Euroliga en su puesto como Tornike Shengelia (CSKA) o Nikola Mirotic (Barcelona). En ese sentido, siempre cumplió con una personalidad arrebatadora y demostrando esas credenciales de guerrero que tanto gustan entre la afición.
Sedekerskis acababa su vinculación dentro de un año, por lo que el Baskonia no debía dilatar en exceso la búsqueda de una entente para que el báltico diese continuidad a su ciclo en Vitoria. De hecho, se había iniciado una peligrosa cuenta atrás en la que, si el jugador ratificaba su crecimiento y se asentaba como un bastión bajo la batuta del técnico montenegrino, Josean Querejeta podía ver cómo la otra parte de esta negociación se quedaba con el mango de la sartén en su mano. Por lo tanto, las conversaciones entre las dos partes se han intensificado en los últimos días y la fumata blanca ha llegado sin grandes problemas.
La sintonía entre ambas partes era positiva y todo ello ha fructificado en un acuerdo hasta 2024. De esta forma, se prolonga una unión que, de cumplirse íntegramente, estiraría a más de una década el ciclo de Sedekerskis en Vitoria. El Baskonia considera al canterano uno de los pilares sobre los que sustentar su solvencia competitiva en los próximos años y, en cuanto a Tadas, también se siente identificado y satisfecho en un club donde por fin se ha asentado ya como una pieza del máximo nivel para competir con regularidad en la ACB y la Euroliga.
En cualquier caso, las expectativas más ambiciosas con Sedekerskis aún no se han materializado. De hecho, la asignatura pendiente del báltico, uno de los cuatro jugadores de formación del Baskonia para la próxima temporada junto a Jayson Granger, Arturs Kurucs y Sander Raieste, constituye esa timidez en ataque que se traduce en modestos guarismos anotadores.
Ese mayor descaro en cuanto a la toma de decisiones y, sobre todo, la mejoría de su muñeca desde el 6,75 cuando actúe como falso 'cuatro' se perfilan como los dos puntos claves para que explote definitivamente como baloncestista. El hambre por labrarse un nombre en esto del baloncesto y un físico diferencial van ya en sus genes.
Hasta la fecha, el jugador nacido en Nida ha vestido en 132 partidos oficiales la elástica gasteiztarra, una cifra que seguirá aumentando en los próximos años en los que Sedekerskis seguirá creciendo de la mano del Baskonia, cuyo objetivo de que los canteranos pasen a formar parte del primer equipo se mantiene como una aspiración intacta.