La de hoy será una jornada clave para el futuro de la Euroliga, ya que los once clubes propietarios de la competición se reunirán con Jordi Bertomeu en la sede de la competición en Barcelona para discutir su continuidad en la organización y el reparto de ingresos de la próxima temporada. En la cumbre estará presente el TD Systems Baskonia, que hasta el momento se ha alineado a favor de Bertomeu y que no estuvo presente en la reunión secreta que siete de los once clubes propietarios tuvieron hace dos semanas en Atenas y destapó gazzetta.gr.
No corren buenos tiempos para tener un club de baloncesto. La crisis derivada por la pandemia ha tenido un efecto directo en las cuentas de todas las entidades deportivas, y la Euroliga no ha sido una excepción. A principios de temporada, con la intención de dar un empujón a los clubes y ayudarles a cuadrar sus presupuestos, la máxima competición del baloncesto europeo decidió introducir variaciones en el reparto de beneficios, aumentando considerablemente los ingresos televisivos de los equipos, que se fijaron en 1,5 millones de euros para los clubes propietarios y 500.000 euros para el resto de conjuntos. Con esta decisión, se pretendía asegurar que todos los clubes tuvieran un colchón financiero independientemente de cuál fuera su rendimiento deportivo al final de la campaña. Esta propuesta fue en su momento apoyada y firmada por todos los clubes con licencia A, incluidos los siete que ahora critican la gestión.
Entre los ingresos televisivos y las recompensas por méritos deportivos (al Baskonia le corresponden 350.000 euros extra por terminar en 10ª posición), la Euroliga reparte alrededor de 37,5 millones de euros entre los equipos participantes, cantidad que, aunque mayor que la de ediciones anteriores, está lejos de ser suficiente para cubrir los gastos de los clubes. Por ello, el Anadolu Efes, el CSKA de Moscú, el Panathinaikos, el Olympiacos, el Zalgiris, el Bayern de Munich y el Alba Berlín se reunieron en secreto el domingo 11 de abril, con la intención de intercambiar sus pareceres y crear un frente común para exigir cambios en el reparto monetario del torneo. A la cumbre no estuvieron invitados ninguno de los tres equipos españoles ni el Fenerbahce turco, al considerar que parten de una situación diferente por compartir capital con clubes de fútbol. Sin embargo, se les informó posteriormente con la intención de que se unieran a su propuesta.
En aquella reunión de Atenas, los siete rebeldes llegaron a la conclusión de que era necesario exigir un reparto diferente de los ingresos de la competición, con mayores beneficios para los clubes y menores para la organización. Además, opinan que el rédito que obtiene la Euroliga por la venta de sus derechos televisivos es proporcionalmente menor al nivel deportivo del torneo. En cualquier caso, lo que realmente ha puesto contra las cuerdas a Bertomeu es la petición de que no se renueve automáticamente la continuidad del director ejecutivo en el cargo por una temporada.
Según la normativa de la Euroliga, al final de cada campaña se prolonga automáticamente la continuidad del CEO por un año más si los clubes propietarios no exigen lo contrario antes del 10 de mayo. Hasta el momento, nadie había cuestionado la labor del catalán, que lleva 20 temporadas al mando de la compañía. Sin embargo, la carta redactada por los ‘rebeldes’ ha paralizado su renovación y es por ello por lo que Bertomeu ha organizado la reunión de urgencia de hoy. El objetivo es conocer la posición de los once clubes con licencia A e intentar acercar posturas y llegar a un acuerdo.
Entre los temas que se pondrán sobre la mesa estará el del reparto de los derechos televisivos, pero también la ausencia de un acuerdo entre la Euroliga y su sindicato de jugadores (ELPA) para reducir los salarios de esta temporada, como ya hicieron en el curso 2019-20 con motivo de la situación de emergencia sanitaria. En caso de no llegar a un entendimiento, es posible que los clubes decidan no renovar a Bertomeu y la organización tenga un director ejecutivo diferente la próxima campaña. Si el catalán quiere evitar que esto suceda, tendrá que mantener el apoyo de los tres clubes españoles y el Fenerbahce y convencer a al menos dos de los siete que se reunieron en Atenas.
Todos los clubes con licencia A se juntaron en secreto hace dos semanas excepto el Baskonia, el Real Madrid, el Barcelona y el Fenerbahce