Ante oponentes como el Barcelona que manejan un arsenal de recursos superior al que en estos momentos tienen a su disposición Dusko Ivanovic, el TD Systems necesita acercarse a la perfección para poder llevarse la victoria. Y ayer estuvo lejísimos de esa versión sublime que en tantos partidos ha ofrecido contra los rivales de mayor renombre. Solo su orgullo competitivo le permitió reengancharse al partido cuando ya todo estaba perdido, pero la mala suerte le vino a visitar cuando había conseguido noquear a su rival. La eliminación se consumó justo cuando mejor estaba el cuadro azulgrana, después de haber provocado el enésimo error en el ataque culé en el último cuarto y de haber atrapado un rebote que le abría las puertas a reducir aún más una desventaja de cuatro puntos. Pero justo tras atrapar ese rechace, Vildoza pisó con su talón la línea de fondo y le regaló un balón definitivo a un Barça que no aprovechó la enésima segunda oportunidad que se encontraba para amarrar el pase a la final ante un TD Systems muy penalizado por su atasco ofensivo y sus despistes en el rebote.

Y es que, si el trabajo defensivo del Baskonia fue notable en líneas generales, el equipo no fue capaz de cerrar el rebote en ninguna fase y fue una auténtica calamidad en ese apartado. Los 15 rechaces de ataque que el Barcelona acumuló supusieron segundas y hasta terceras oportunidades que cercenaron la buena labor de contención de un equipo que no fue capaz de cerrar las vías de agua hasta el tramo final, cuando Jekiri se hizo poderoso en la zona. Un abuso tremendo por parte del equipo de Jasikevicius, que controló la pintura a su antojo en las dos partes de la cancha. No en vano, atrapó 30 rebotes defensivos (45) en total, por los 27 globales que recogió el Baskonia en todo el partido. Una diferencia abismal que le regaló a los culés un buen puñado de posesiones más, aunque la cifra total también se vio maquillada por el mejor balance vitoriano en recuperaciones y pérdidas (+4 por -12).

Pero si desastroso fue el control del rebote, el nivel del ataque alcanzó límites insoportables por muchos momentos. La sensacional irrupción de Henry en el partido convirtió la semifinal en un Pierria contra todos que se extendió durante casi toda la primera parte. Mucho bote, muy poco movimiento de balón y de jugadores, ausencia de bloqueos y un ataque colapsado por el cierre de filas del Barcelona y el nulo acierto exterior (1/9 en triples). Los 27 puntos anotados al descanso con el base estadounidense como única referencia fiable dicen mucho del atasco, pero más llamativo aún es que en esos primeros veinte minutos el equipo vitoriano solo fue capaz de repartir una asistencia.

La cuestión mejoró por momentos en la segunda parte, aunque hasta la reacción final al TD Systems le faltó continuidad y consistencia en la anotación. Tras un primer acercamiento a 7 puntos en el tercer cuarto, un fallo de Peters en un triple echó por tierra la reacción. Y tras la sensacional remontada final, el infortunio de la pérdida de Vildoza hundió definitivamente a un Baskonia que perdió por culpa de su atasco ofensivo y de sus despistes a la hora de asegurar el rebote en su propia canasta.