- En su boceto de equipo para la temporada 2020-21, el Baskonia ha optado por repetir la misma configuración interior que la pasada campaña cambiando al controvertido Micheal Eric por un poste de un perfil similar (Tonye Jekiri) que, en teoría, debe incrementar de forma exponencial las prestaciones azulgranas bajo los tableros. Esperan alrededor de 80 partidos en un ejercicio maratoniano y a buen seguro habrá oportunidades para todos siempre que la pandemia lo permita, pero Dusko Ivanovic deberá mostrar cierta mano izquierda para saber lidiar con la incómoda disyuntiva que implicará tener bajo el mismo techo al rocoso nigeriano aterrizado este verano del Asvel Villeurbanne, el renovado Ilimane Diop y un renqueante Youssoupha Fall que acaba de salir de lesión.

La correcta convivencia entre los tres interiores durante los próximos meses será una de las patatas calientes en manos del técnico montenegrino, tan obligado a hacer un proceso natural de selección entre ellos como necesitado de que ninguno se sienta en cierto modo marginado. Mientras Pablo Laso tan solo dispone de un cincoy Sarunas Jasikevicius también confía en la rápida llegada de otro cinco que complemente a Brandon Davies en el Barcelona, Ivanovic posee actualmente mucho más donde elegir bajo los aros. Algo que a la larga puede ser muy positivo siempre que Ivanovic sepa hacer una gestión adecuada de tanto recurso entre sus manos.

Ello no es un asunto baladí teniendo en cuenta que el Baskonia tiene depositadas grandes esperanzas en un trío que aúna buenas dosis de físico, envergadura y, sobre todo, centímetros. Desde las altas esferas se persigue que cada uno de ellos disponga de su cuota de protagonismo y termine encontrando su espacio en el equipo sin que se resienta la confianza de los otros dos. Un hecho que, en ocasiones, resulta muy difícil de conseguir teniendo en cuenta la mentalidad de cristal de algunos baloncestistas que ven minada su confianza cada vez que carecen de minutos en pista.

Por encima de los nombres o las cifras de su contrato, a Ivanovic nunca le ha temblado el pulso en el pasado para marcar territorio ante cualquier pieza del vestuario que no le inspire la confianza suficiente. Pues bien, los tres pívots de origen africano ya han iniciado una batalla encarnizada en la centrifugadora de Zurbano con el fin de erigirse en el poste de referencia del equipo vitoriano en los minutos calientes de la temporada. Todo ello sin obviar que también cabe la posibilidad de que Peters y Polonara compartan minutos sobre la cancha en detrimento de los tres, tal y como quedó patente en la reciente semifinal de la Supercopa ante el Barcelona.

Jekiri parte, a priori, con algo de ventaja para erigirse en el titular y acaparar la mayor cantidad de minutos en el poste bajo tras lo apreciado en la pretemporada. La roca nigeriana viene de completar una campaña más que notable en Francia, tuvo en verano un buen número de novias y a sus 26 años posee un físico ciertamente imponente a la hora de dar la réplica a cualquier interior de la Euroliga.

Claro que sus dos compañeros de baile tampoco pretenden ser comparsas en las filas azulgranas. Tras unas negociaciones que se prolongaron bastante en el tiempo, Ilimane terminó dando el sí a la oferta del Baskonia para ampliar su contrato para las tres próximas temporadas. El canterano azulgrana fue indispensable en la conquista del cuarto entorchado liguero de la historia y posee tanto una movilidad como un desplazamiento lateral que casan a la perfección con las virtudes que Ivanovic exige a cualquier pívot para salir a defender a muchos metros del aro.

Por último está Fall, un gigante que hasta ahora no ha demostrado tener una gran química con el sargento de hierro montenegrino y deberá trabajar de lo lindo si quiere disponer de un rol importante en tierras alavesas. La firme apuesta por un cuatro moderno como Peters, predestinado a abrir el campo y favorecer muchos espacios dentro de la zona en los partidos, debería redundar teóricamente en el lucimiento y el ansiado paso al frente del gigante de 221 centímetros.

Tras una última campaña a todas luces decepcionante, coronada con aquella lesión en la fascia plantar que le impidió levantar el título liguero junto a sus compañeros en La Fonteta y le ha dejado fuera de combate hasta hace unos días, Fall se halla a las puertas de un año crucial para su despegue definitivo como baskonista. Desde luego, el club vitoriano no puede permitirse el lujo de que pase desapercibido otra campaña más. El senegalés nacionalizado francés posee condiciones para marcar las diferencias, pero es el primero que debe poner de su parte al margen de que Ivanovic cree a su alrededor un ecosistema en el que se sienta cómodo para tratar de explotar sus virtudes.

Desde este domingo, fecha en la que tendrá lugar el pistoletazo de salida de la temporada 2020-21 en un desértico Buesa Arena ante el Valencia Basket, la lucha entre los tres cincos a la hora de adueñarse de la pintura del Baskonia promete ser apasionante. Si Jekiri, Diop y Fall exponen a partes iguales todos sus argumentos encima de la mesa, Ivanovic tendrá un serio quebradero de cabeza para repartir los minutos y la cotización azulgrana se verá disparada en todos los frentes.