Son los dos fichajes de lujo acometidos para afrontar el reto de la cuarta ACB de la historia y en su primera aparición tras varios meses postrados en una camilla no han desaprovechado la ocasión de reivindicarse. Jayson Granger y Luca Vildoza ardían en deseos de mostrar todo el baloncesto que tenían dentro y ayer se confabularon para adueñarse por completo de la primera batalla de la fase final. El derbi fue monopolizado por ambos sudamericanos, deseosos de inyectar pimienta, mordiente e instinto asesino al perímetro del Baskonia para minimizar a un Bilbao Basket acribillado desde la larga distancia. Dos francotiradores llegados desde Argentina y Uruguay le restaron al vecino cualquier tipo de aliento para mantenerse en partido tras el intermedio.

En un alarde de puntería, el albiceleste y el charrúa embocaron sus nueve primeros suspensiones desde la mágica línea del 6,75.

Fue un primer y convincente paso del Baskonia en la fase de grupos. Ivanovic se permitió incluso el lujo de dosificar a Shengelia, casi un espectador de lujo tras incurrir en su tercera falta al poco de arrancar la reanudación. En realidad, el derbi fue un paseo triunfal para un cuadro vitoriano que durante la emergencia sanitaria ha podido recuperar a efectivos clave para disparar su cotización en la pelea por el título. Todo lo contrario que un Bilbao Basket disminuido por ausencias capitales y huérfano de fe pese a que en los compases iniciales pudo meter el miedo en el cuerpo.

Porque, tras un primer momento crítico mediado el segundo cuarto (33-27), el Baskonia respondió con solvencia, personalidad y pegada desde la larga distancia. Bastó un endurecimiento de la actividad atrás, una simple presión alta para provocar el desconcierto en un vecino con serios problemas de faltas en sus bases y una buena circulación de balón para que la reacción alavesa surtiera efecto. Mumbrú ordenó continuos dos contra uno a Shengelia que permitieron infinidad de tiros liberados para los exteriores de Ivanovic. El desacierto de Janning contrastó con la eficacia de Vildoza y Granger, con hambre de baloncesto tras tantos meses fuera de los focos. Diop, que se retiró antes del tiempo al banquillo con una cojera preocupante, también ofreció más garantías bajo los tableros que Eric y minimizó la sangría causada en los minutos iniciales por Balvin y Lammers.

El Bilbao Basket se diluyó por completo a partir de los minutos previos al descanso y manó sangre ante el vértigo, la intensidad y las devastadoras oleadas ofensivas de los alaveses desde la larga distancia. Los desequilibrios entre ambas plantillas se hicieron muy visibles en la desértica Fuente de San Luis. Huérfano del talento de Bouteille y con Brown y Kulboka en el dique seco, el plantel vizcaíno puso de manifiesto que ya ha perdido todos los argumentos para dar continuidad a su modélica trayectoria previa a la crisis sanitaria.

No habían transcurrido seis minutos e Ivanovic había cambiado la configuración completa de su quinteto titular, señal inequívoca de que el plan diseñado por el montenegrino sufría las primeras grietas. Sin embargo, el Baskonia supo despertar de su letargo inicial para pasar como una apisonadora por encima de un rival lánguido y pusilánime. Varios escalones por debajo en la vertiente física y atlética, el Bilbao Basket se vio devastado por una tormenta en forma de contragolpes y misiles exteriores. Demasiado sencillo para un conjunto azulgrana que levantó el pie del acelerador en las postrimerías y en el que Ivanovic pudo repartir los esfuerzos e introducir durante más tiempo del habitual a los secundarios. Sin tiempo para degustar un triunfo autoritario, mañana llega otro asequible enfrentamiento ante el Tenerife que debe servir para allanar el camino hacia la semifinal.

Frescura argentina Tras unas pequeñas dudas iniciales, el ingreso de Vildoza y Granger en pista cambió la dinámica de un Baskonia que afiló las garras en la recta final del segundo cuarto y se disparó como un cohete en el marcador gracias a la efectividad de sus sudamericanos desde la larga distancia y un volcánico ritmo que se tradujo en plácidas transiciones.

Desequilibrios evidentes Mientras Ivanovic ha recuperado a elementos clave de su engranaje, Mumbrú carece ya de la magia de Bouteille y no pudo contar con Brown ni Kulboka. La plantilla vitoriana es, hoy en día, muy superior en cuanto a número y calidad tras la pandemia.