El Kirolbet Baskonia ha estado a punto de rubricar la gesta de asaltar el feudo del Real Madrid en sus dos visitas consecutivas en apenas unas semanas. Lo hizo en la ACB y estuvo a punto de repetir ayer en la Euroliga. Lo tuvo en su mano el combinado de Dusko Ivanovic pero desgraciadamente, se empeñó en agasajar a su oponente con una serie de regalos increíbles que supusieron que la victoria se quedara finalmente en el vestuario del cuadro merengue.
Sin duda el epílogo de la contienda quedó marcado de manera inevitable por el despropósito mayúsculo que protagonizó Nik Stauskas. El canadiense regresó al parqué a falta de once segundos para el final con 68-67 en el marcador y dos tiros libres para el Thompkins. El madridista solo anotó uno y, de esta manera, el Baskonia disponía de ese tiempo para buscar una canasta de dos que le diera la prórroga o un triple que le catapultase al triunfo. El alero, evidentemente, era una de las apuestas de Ivanovic para amenazar el aro blanco. Sin embargo, fue finalmente Shields quien subió el empate al marcador (69-69) a falta de apenas cuatro segundos.
Y fue en ese preciso instante cuando Stauskas vivió su particular cortocircuito. Mientras el resto de sus compañeros se afanaba en defender el saque de fondo madridista evitando a toda costa cualquier posibilidad de cometer personal, el americano se fue directamente a por Campazzo en busca de una falta imposible de entender. Una infracción que los árbitros evidentemente señalaron -incluso pudieron haberla considerado antideportiva- concediendo dos tiros libres al argentino que suponían la puntilla definitiva a la contienda. Las caras de incredulidad de todos los integrantes del Baskonia en ese momento resumen a la perfección lo inconcebible del error protagonizado por un Stauskas que, de manera incomprensible no era consciente de lo que reflejaba el marcador.
Fue el último lazo de la victoria que el Kirolbet regaló anoche al Real Madrid pero desde luego no fue el último. Porque perfectamente se podría haber evitado ese despropósito a poco que el combinado vitoriano hubiese cerrado de manera más eficaz su propio rebote defensivo. A falta de un minuto y 22 segundos para el final, el cuadro local vencía 66-65 y disfrutaba de la posesión. Pues bien, los de Laso fueron incapaces de superar la notable defensa azulgrana pero los discípulos de Dusko Ivanovic se empeñaron en regalarles una opción tras otra. Así, nada menos que cuatro rechaces de sus propios tiros capturaron los blancos hasta que, a la quinta, Trey Thompkins ya no falló solo bajo el aro para subir el 68-65 al marcador. Todavía tuvo arrestos el Baskonia para volver al partido pero, entonces, apareció en escena Stauskas.