vitoria - Todavía tiene la opción de seguir un año más en el CSKA. ¿Echará raíces en Moscú o puede volver pronto a España?
-Por ahora, no me planteo el futuro. El primer año todo es nuevo y diferente, este segundo está siendo más reposado. También ha coincidido el primer año de mi hija pequeña y está siendo distinto sabiendo que tienes que prepararte durante todo el año para llegar en la mejor forma posible a los dos últimos meses de competición. Yo estoy contento en Moscú y se viene un final de temporada por delante que quiero aprovechar con el fin de dar el máximo e intentar ganarlo todo: la Euroliga y la VTB League. Soy consciente de que será difícil, pero el equipo ha trabajado bien y no podemos desperdiciar el gran esfuerzo hecho para llegar hasta aquí. Cuando acabe la temporada, decidiré lo más oportuno. Se valorará todo, tanto por parte del club como por la mía. Ahora mismo estoy concentrado y con muchas ganas de afrontar este tramo final.
Todo lo que desprende el CSKA es opulencia, derroche, lujo en el trato hacia el jugador... ¿Cómo es por dentro el rival del Baskonia?
-Hay dos partes a analizar, pero jugar aquí es parecido a hacerlo en el Real Madrid. El CSKA posee un poderío económico enorme, pero su estructura a nivel de club es muy pequeña. Aquí hay gente trabajando en las oficinas desde hace tiempo, pero la entidad por dentro no está al mismo nivel que su potencial monetario. Yo estoy encantado. Desde el primer día, me han tratado muy bien y me han dado todo tipo de facilidades. La vida es cómoda pese al frío, ya que vivo cerca de donde entrenamos y jugamos los partidos. Esta experiencia es como una gran concentración con la selección española durante once meses. No tengo tiempo para muchas cosas que no sean el baloncesto, los partidos, los entrenos y los viajes. Los pocos ratos libres estoy con la familia. Ahora atravieso un momento personal muy bueno, disfrutando cada día de mis dos hijas y mi mujer. Siempre es bonita una experiencia así.
Esta temporada no ha firmado buenas actuaciones a nivel individual frente al Baskonia, pero son numerosas las exhibiciones que ha dado en el pasado en el Buesa. ¿Por qué se le suele dar tan bien la pista vitoriana?
-Para mí, el Buesa Arena siempre ha sido una cancha especial. Primero porque yo me crié en Bilbao desde los 14 hasta los 17 años cuando el Baskonia era un equipo referencia a todos los niveles. Recuerdo que durante aquella época vivió unas temporadas increíbles en las que siempre estaba en lo más alto. Fue un referente en todos los ámbitos y siempre me marcó mucho tenerle tan cerca y ver cómo se podía llegar a lo que yo quería: ser un jugador profesional. Luego tuve allí momentos buenos y otros no tan buenos. Con el Estudiantes hice grandes partidos, pero también me llevé algunas palizas. Con el Real Madrid, conquisté una Supercopa. Aquella semifinal de la ACB en 2012 fue muy especial porque, quizá, sirvió para quitarme una mochila de encima y estar más relajado en la siguiente eliminatoria y los años posteriores. Al Buesa le guardo un cariño especial porque siempre me he encontrado muy cómodo jugando allí.
Una curiosidad para terminar la conversación. ¿Quién o qué hecho puede propiciar que se afeite de una vez por todas esa barba?
-(Risas). Han pasado ya muchos años desde que me la dejé y eso no se negocia.