vitoria - Ni las dos últimas derrotas de la fase regular (Anadolu Efes y CSKA) ni el hecho de que el billete matemático para el Top 8 quedara rubricado finalmente gracias a un regalo ajeno pueden restar un ápice de mérito a lo conseguido por el Baskonia en esta fase regular de la Euroliga. Por tercera ocasión consecutiva desde que los rectores de la máxima competición decidieran innovar con un espectacular formato de todos contra todos que ha multiplicado la exigencia física y mental de los dieciséis participantes, el inquilino del Buesa Arena ha inmiscuido su figura entre los más grandes de la canasta. Se trata de un éxito indudable, se mire por donde se mire. Tanto por la identidad de los glamurosos rivales directos que se han quedado fuera, algunos con un presupuesto superior o similar al Kirolbet (Armani Milan, el Khimki, el Maccabi y el Olympiacos), como por la terrible epidemia de lesiones que ha sufrido un equipo golpeado por la fatalidad y abandonado incluso por sus superiores con una inexplicable inacción en materia de fichajes que ha llegado al alma a sus desconcertados aficionados.

Pese a que varios jugadores se han ido quedando por el camino (Shengelia, Granger, Garino, Janning...), tan solo un desconocido como Jalen Jones ha acudido al rescate del Baskonia. Lejos de caer en el desánimo y venirse abajo, no ha surgido ningún tipo de excusa desde las entrañas del vestuario. Solo trabajo y más trabajo para sobreponerse a todos los problemas. El carácter competitivo y la mentalidad exhibida por los guerreros de Perasovic ha sido elogiable desde cualquier punto de vista. Precisamente la influencia que tuvo la llegada del técnico croata al banquillo en noviembre del año pasado en lugar de Pedro Martínez también se encuentra detrás de la meritoria reacción de los vitorianos. Perasovic no solo cogió un plantel sumergido en una pésima dinámica de resultados, sino también con la autoestima por los suelos.

Bajo la estricta batuta del preparador nacido en Split, que ha sabido hacer más con menos y extraer todo el juego posible a un colectivo con una de las rotaciones más cortas de toda la competición, varias piezas supieron dar un meritorio paso al frente. Vildoza, Huertas, Voigtmann y Poirier han sido los pilares indiscutibles de un equipo que también ha sufrido los altibajos de sus dos estadounidenses (Shields y Hilliard).

El calendario de la segunda vuelta, con numerosos partidos en el Buesa Arena de forma consecutiva ante adversarios de la zona baja, también ha sentado los cimientos de la remontada del Baskonia, que ha finalizado la fase regular con idéntico número de victorias y derrotas pero con la sensación de que con menos lesiones podría incluso haber aspirado a metas más ambiciosas. Ahora es cuando uno de acuerda de aquellas derrotas en las pistas del Bayern Munich, Buducnost, Olympiacos o Darussafaka que han privado a la tropa alavesa de seguir la estela del Efes y Barcelona en la pelea por la ventaja de campo en los cruces.