vitoria - Pocos fichajes del Baskonia han tenido en los últimos tiempos tanto impacto como Vincent Poirier, un pívot desconocido antes de recalar en el Buesa Arena que, sin embargo, ha sorprendido a propios y extraños destapándose como el último sonado acierto de Alfredo Salazar. El poste francés condensa todas las virtudes que necesita cualquier grande de la Euroliga para la pintura: envergadura, contundencia física, proyección, ambición, calidad y personalidad para no arredrarse nunca, tal y como se comprobó en la reciente final liguera ante el Real Madrid con su cuerpo a cuerpo ante el mismísimo Walter Tavares.
También ha roto muchos tópicos alrededor de los jugadores de baloncesto. Y es que Poirier ni siquiera ha necesitado un periodo de adaptación para erigirse en una pieza de la máxima utilidad y, sobre todo, de rendimiento inmediato. En su caso, el mérito es mayor por haberse tratado de una apuesta a medio-largo plazo del Kirolbet.
Apreciado su espectacular rendimiento en la pasada temporada, existía el temor de que alguna franquicia de la NBA echara este verano sus redes sobre él. Nadie obvia que Poirier es un interior susceptible de recalar algún día en la mejor liga del mundo y al que los ojeadores estadounidenses no pierden de vista, más teniendo en cuenta su participación durante los dos últimos años en la Summer League. En 2016 lo hizo con la elástica de los Magic y en 2017 con los Nets, de ahí que los informes ya le contemplen como un claro futurible de aquella opulenta competición si mantiene su progresión y termina de asentarse como un poste dominante a este lado del Atlántico.
un entorno ideal Sin embargo, el Baskonia ya puede respirar algo más tranquilo en este sentido al tener la certeza absoluta de que Poirier cumplirá el segundo de los tres años de contrato que suscribió en su día. Así lo ha podido saber este periódico de fuentes cercanas al galo, consciente de que otra temporada más de crecimiento como azulgrana puede ser más provechosa para su carrera y le abrirá en el futuro la puerta a la consecución de un suculento contrato en tierras estadounidenses.
En Vitoria, donde se ha acoplado a la perfección, Poirier ha encontrado el club y el entorno ideales para rematar un proceso de formación que se inició más tarde de lo habitual en su país natal. A sus 24 años, se ha autoconvencido de que lo mejor para sus intereses reside en dar continuidad a la etapa que le está catapultando definitivamente hacia la fama. Al igual que sucedió en el pasado con infinidad de carismáticos jugadores en boca de todo el mundo, el cinco nacido en Clamart es consciente de que el Baskonia constituye el trampolín perfecto para hacerse de oro.
Después de unos primeros compases de incertidumbre nada más hacerse con las riendas del Kirolbet, Pedro Martínez se percató de que debía ser el pívot titular e indiscutible del equipo. El técnico catalán le excluyó por sorpresa de la rotación en su primer partido ante el Tecnyconta Zaragoza -luego se arrepentiría en público de no sacarle a la pista-, pero rápidamente le rescató del anonimato para concederle todos los galones en la pintura azulgrana. Poirier ha respondido de manera envidiable con unas prestaciones muy por encima de las previsiones iniciales.
Incandescente a la hora de atacar el rebote ofensivo, capaz de desenvolverse de espaldas al aro, intimidador y también dotado de una muñeca interesante cuando surge la ocasión, el internacional francés volverá a ser el incuestionable faro del juego interior baskonista durante la temporada 2018-19. En principio, sus escuderos en la sombra deberían ser un compatriota como Youssoupha Fall -con el que comparte agencia de representación- e Ilimane Diop.