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50 años de pasión baskonista

Pilar Ruiz de Larramendi es una de las ‘madres’ del Baskonia, a quien sigue desde que con 13 años le veía jugar en el frontón vitoriano

50 años de pasión baskonista

Vitoria - A Pilar Ruiz de Larramendi el gusanillo por el baloncesto se lo debió meter su primo Javier Añua, probablemente la persona que más ha influido en la capital alavesa e incluso en Euskadi a consolidar el baloncesto entre la clase social de los últimos cincuenta años. Quizá aquellas charlas eternas que el bueno de Añua regalaba a quien quisiera escucharle o los libros y revistas sobre baloncesto, cómo no, que compraba o traía desde el extranjero terminaron por despertar la ilusión de una niña que por aquel entonces, con apenas trece años, comenzó a familiarizarse con nombres de jugadores, equipos, reglas de juego o escenarios de juego como el viejo Frontón Vitoriano, ubicado entonces en la calle San Prudencio, frente al Teatro Guridi, donde comenzó a disfrutar de ese ambiente mágico que se respira en las grandes veladas de baloncesto. Fue recibir ese virus en vena y no poder parar desde entonces. Salvo una estancia universitaria de algunos años en Valladolid, esta aficionada se ha mantenido fiel a Baskonia como poco los últimos cincuenta años. Es decir, casi desde su propia fundación. En el carné que guarda con celo en su cartera, el registro oficial dice que es la socia número 573 del club, sin duda una de las más veteranas de una masa social donde es seguro, advierte, que habrá compañeras de generación tan seguidoras o más que ella mimas.

Sea como fuere, la ilusión de esta madre del baskonismo se mantiene intacta. Solo hace falta tocar la tecla adecuada para percatarse que las lágrimas que a punto están de brotar de sus ojos son la muestra evidente que esta alavesa siente a su equipo con orgullo y pasión, casi, infinita. De momento, dice, lleva la friolera de medio siglo celebrando las victorias de sus chicos y llorando las derrotas más amargas.

Cuestionada por la figura de algún jugador especial, apenas pestañea para citar al Chapu Nocioni, uno de sus jugadores preferidos, antes de recitar casi de memoria una lista en la que no faltan Elmer Bennett, Ramón Rivas, Chris Corchiani, Pau Ribas, los hermanos Cazorla, San Emeterio.... “También he visto jugar en el viejo Mendizorroza a Josean Querejeta, ¿eh? Era un poco más joven y tenía más pelo”, bromea con el periodista.

Si el abanico de nombres es amplio en la cancha, para el banquillo azulgrana Pilar solo tiene ojos para Dusko Ivanovic, uno de los más grandes de la historia del club y el último además que conquistó una Liga, justo hace ahora ocho años. “Siempre he sido muy de Dusko. ¿Que era muy duro con los jugadores y les hacía subir las escaleras por el pabellón? ¡Y a mí qué! Nos dio tantas cosas...”, defiende con vehemencia.

¡qué fue lo del ‘2+1’, qué fue...! Como no podía ser de otra manera dada su extensa relación con el equipo, el pasaporte baskonista de esta vitoriana tiene sellados a fuego destinos históricos como Moscú, Praga, Atenas, Madrid o Berlín, capitales donde en su día Baskonia se coló en la fiesta del mejor baloncesto continental, la Final Four. También ha estado presente en no sabe cuántas Copas y en la última Liga que los alaveses conquistaron en el Buesa frente al Barça, la del 2+1 de San Emeterio... “¡Qué fue aquello, hijo, qué fue aquello... Todavía me emociono al recordarlo”, sentencia esta aficionada mientras repasa la colección de pins que adornan la bufanda con la que suele acompañar al equipo. Hay cerca de medio centenar de diversos clubes y citas históricas que se completan con los que tiene en casa, que son otro porrón, apunta su hijo Iñaki, Lagartijo en el mundo baskonista, otro discípulo que pregona desde hace años esta suerte de religión que es el baskonismo por tierra, mar o aire.

¿Y del Querejeta presidente?, se le pregunta. “Cada vez que hemos llegado a una F4 me he acercado hasta él, le he dado un beso y le he dado las gracias por haberme traído hasta ese lugar. Le agradezco todo lo que nos ha dado a Baskonia, con independencia de otras cosas en las que anda con líos y estas cosas, pero el baloncesto que me ha dado solo se lo puedo agradecer, ¡y me ha dado muchísimo y además del bueno”, se sincera Pilar, a quien como colofón a una vida entregada a unos colores la designación el año que viene de Vitoria como sede de la F4 es algo inexplicable. ¿Se imagina que Baskonia la gana? “Eso sería la segunda cosa más increíble que me podría pasar porque la primera sería poder continuar viniendo cada semana al Buesa para ver y animar a mi equipo. Esa es mi gasolina desde hace ya ni me acuerdo... (risas)”.