Vitoria - Una derrota siempre conlleva frustración y desencanto, más aún cuando supone una eliminación como la que el Kirolbet Baskonia sufrió el pasado jueves al caer por tercera vez ante el Fenerbahce, pero el paso de las horas sirve para restañar las heridas, valorar lo conseguido y comenzar a mirar al futuro. El equipo vitoriano cerró su paso por la Euroliga con un notable alto tras dar la cara en casi toda su eliminatoria con el actual campeón, consiguió su objetivo de meterse de nuevo entre los ocho mejores equipos del Viejo Continente y, de la mano de Pedro Martínez, supo sobreponerse a un mal arranque de competición para meterse con holgura en el Top 8. Queda el regusto amargo de lo que podría haber pasado sin un inicio de campaña tan negativo o sin un par de derrotas en el Buesa Arena -Milano y Efes- inesperadas que hubiesen conducido a una clasificación final mejor y un cruce más accesible. Pero agua pasada no mueve molino y es tiempo de mirar solo hacia adelante. Pasadas las oportunidades de la Copa del Rey y la competición continental, el equipo vitoriano no se ha quitado el hambre de victorias de relevancia y aspira a partir de ahora a pelear de nuevo por el título de la Liga ACB.

El Baskonia ha corroborado durante una temporada más en Europa que se trata de un equipo con una regularidad excepcional en un torneo complicado que no entiende de historias, nombres o presupuestos. Que el club del Buesa Arena sea uno de los ocho mejores del torneo se ha convertido en una costumbre que, por ello, quizá no se valore tanto como en realidad merece. Lo que atendiendo a parámetros normales debería ser la excepción -ahí está el caso del Zalgiris en el presente curso- se ha convertido en rutina. Por tanto, la sensación es de satisfacción con el global de la campaña en la Euroliga.

Tras un arranque muy negativo con cuatro derrotas consecutivas -tres con Pablo Prigioni y otra más con Sergio Valdeolmillos-, la llegada de Pedro Martínez sirvió para enderezar el rumbo y comenzar a sumar victorias con regularidad. El margen de diferencia con respecto al octavo puesto que da acceso a la eliminatoria de cuartos de final se fue recortando con el correr del calendario, pero fue una serie final de seis victorias consecutivas la que metió a los vitorianos entre los ocho mejores de la competición con un amplio margen de tres partidos con el noveno clasificado.

A llegar bien al ‘play off’ El mal regusto de boca en esta fase regular queda por el citado mal arranque previo a la llegada del entrenador catalán (su balance fue de 16 victorias y 10 derrotas, cuatro tropiezos más en el global de la liga) y también por dos tropiezos inesperadas en el Buesa Arena ante Armani Milano y Anadolu Efes que impidieron aspirar a una posición más alta y, por ende, a un rival sobre el papel más accesible en la eliminatoria previa a la Final Four.

En la recién cerrada serie ante el Fenerbahce, el equipo vitoriano firmó un tercer partido sobresaliente, un segundo en el que fue siempre competitivo y tanto en el primero como en el cuarto tuvo demasiados minutos de desconexión como para plantar cara a los turcos. En global, además mermado por la lesión de Jayson Granger, la sensación de estar un peldaño por debajo del equipo de Zeljko Obradovic, campeón vigente y claro aspirante al título, pero con capacidad para plantarle cara rindiendo a un nivel elevado.

Cerrado el periplo continental, al Baskonia le toca ahora centrarse exclusivamente en una Liga ACB que no ha cerrado con buen sabor de boca en las últimas ediciones. Tras una década prodigiosa en la que sumó tres títulos y estuvo presente en otras tantas finales, el club vitoriano encadena ya siete temporadas consecutivas sin, en el mejor de los casos, conseguir superar la ronda de semifinales. Notables o sobresalientes papeles en la Euroliga no tuvieron la continuidad deseada en la competición doméstica, donde el equipo evidenció que no era capaz de recuperar el nivel de competitividad necesario para plantarse en la pelea por el trofeo de campeón.

Descartada la opción de ser primero al final de la fase regular, el objetivo es conservar la segunda plaza actual, aunque Pedro Martínez no le otorgue especial relevancia tras su experiencia con el Valencia la pasada campaña eliminando al Baskonia con el factor cancha en contra en semifinales. Y, llegado el play off, la pretensión es alcanzar el máximo nivel, con el que se considera que se pueden tener opciones reales de pelear por el título en junio.