El frenético calendario motiva que ni puedan saborearse más de lo debido determinadas victorias conmovedoras ni tampoco maldecir derrotas dolorosas a más no poder como la cosechada el miércoles por el Baskonia en el WiZink Center. Todavía con el corazón y el alma malheridos pero con el orgullo intacto, llega la primera oportunidad para la redención y la vuelta a la normalidad.
Ante un rival propicio que por tan solo un pírrico punto no presenta la peor defensa de toda la Euroliga, el conjunto vitoriano aspira a cicatrizar las heridas abiertas por la letal parálisis ofensiva vivida ante el Real Madrid en los cinco últimos minutos. El Armani Milán, uno de los colistas del torneo junto al Anadolu Efes pero rearmado de moral tras atropellar hace 48 horas al Unicaja, rinde visita al Buesa Arena en una velada, a priori, de lo más asequible debido a la decepcionante trayectoria de los lombardos en la presente edición continental.
Habiendo sido una puñalada para la autoestima y un golpe bajo por la fea forma cómo se produjo con un parcial desfavorable de 11-1, el reciente desfallecimiento frente a los blancos no ha dejado grandes secuelas a nivel clasificatorio y el Baskonia sigue teniendo en su mano la posibilidad de asaltar por primera vez esta temporada los puestos de Top 8. Ello está básicamente supeditado a la imperiosa necesidad de hacerse fuerte en los siete partidos restantes en el Buesa Arena hasta el cierre de la fase regular.
Pese a la dificultad que entraña cada comparecencia en la máxima competición, la búsqueda de un pleno se antoja factible dado que todos los grandes del Viejo Continente ya han desfilado por la cancha de Zurbano. Quedan por venir, además del Armani, adversarios al alcance del Baskonia como el Maccabi, el Khimki, el Zalgiris, el Estrella Roja, el Efes y el Brose. La obligatoriedad de ir partido a partido se abre ahora paso para un maratoniano azulgrana que, sin embargo, no termina de mostrar la regularidad ni la consistencia soñadas a la hora de conseguir el ansiado salto de calidad. Por diferentes razones, este objetivo se resiste de manera sistemática y la frustración es creciente entre la masa social.
El vitoriano sigue lejos de ser un colectivo redondo con algunos jugadores sumidos en un preocupante estado de forma (Huertas y Timma) y otros anclados en el anonimato y con escasa confianza por parte de Pedro Martínez como Garino, Ilimane o Vildoza, este dado de baja en la ACB pero que apunta ya con claridad a ser el primer suplente de Granger en el timón ante el triste papel del veterano base brasileño.
También persisten dudas respecto a la continuidad de Jones, un temporero que no está brindando soluciones de peso como escudero de Shengelia. Demasiadas deserciones que mantienen hoy en día al Baskonia por debajo de lo que le correspondería tanto en la ACB como la Euroliga, si bien aún queda margen suficiente como para mejorar las irregulares sensaciones actuales.
un visitante propicio El Armani no infunde tanto miedo como otros rivales más disciplinados, pero ya se le indigestó por completo a los vitorianos en el encuentro de ida en el Mediolanum Forum. La tropa comandada por Simone Pianigiani aspiraba a mucho más en la presente Euroliga gracias a un presupuesto importante que, por ejemplo, le ha permitido recientemente afrontar el fichaje del codiciado Mindaugas Kuzminskas, de vuelta a Europa tras su oscura etapa en los Knicks de la NBA donde ha carecido de continuidad y minutos.
El alero lituano ha puesto la guinda a una temible línea exterior donde ya figuran nombres contrastados como Jerrells, Goudelock , Theodore o Bertans. Dado lo mucho que hay en juego, se trata de una velada que conviene no tomarse a la ligera, si bien cualquier resultado que no sea el uno en la quiniela sería interpretado como una sorpresa morrocotuda. La excelsa calidad de los transalpinos tiene su contrapunto en una defensa de plastilina y un juego colectivo que brilla por su ausencia.