Vitoria - Antes del inminente arranque del envenenado play off ante el CSKA, el Baskonia tiene que solventar un importante escollo en la ACB. Aunque la Euroliga es la prioridad absoluta en este instante y resulta difícil abstraerse por todo lo que hay en juego en la eliminatoria que dará comienzo el próximo martes, conviene no dejar de lado las ineludibles tareas domésticas en una velada crucial que podría servir para volver a incrustarse entre los cuatro mejores, un objetivo nada desdeñable por implicar la ventaja de campo en el primer cruce de cuartos de final.
Dado que esta jornada depara el domingo otro enfrentamiento directo entre el Valencia Basket y el Barcelona, ambos por delante en la clasificación, los vitorianos buscan hincar el diente a un Gran Canaria al alza para intentar subir algún peldaño. El objetivo reside, como mínimo, en ser cuarto y un tropiezo esta noche haría que el cuadro insular se coloque provisionalmente por encima, eso sí habiendo disputado un partido más. No es un rival cualquiera el que aterriza en el Buesa Arena, pues ha ganado ocho de sus últimos nueve encuentros y ya ha derrotado esta campaña en dos ocasiones a los pupilos de Sito Alonso.
Se trata de ganar y, al mismo tiempo, recobrar las buenas sensaciones de cara a afrontar con más garantías de éxito el complejo desafío ante el CSKA. Encarar la doble cita prevista en Moscú viniendo de tres derrotas consecutivas dejaría la autoestima alavesa casi por los suelos, aunque el baloncesto es una ley no escrita donde puede suceder de todo. Sin embargo, conviene retornar cuanto antes a la senda positiva de juego y resultados con el fin de creer en la gesta que supone alcanzar por segundo año consecutivo la Final Four en Estambul.
La vuelta de Tornike Shengelia, una ausencia fatal ante el Zalgiris y el Real Madrid, permite recobrar moderadamente el optimismo. Superado ya su proceso febril, la sombra del cuatro georgiano ha resultado demasiado alargada en estas últimas derrotas con un equipo muy previsible y básicamente huérfano de juego interior. Su presencia redunda en un mayor equilibrio interior-exterior, al margen de que Sito también dispone de más alternativas tácticas para sorprender al adversario. De hecho, Toko es el único pívot diferente en la actual configuración del Baskonia, que no termina de conseguir la ansiada regularidad en todos los frentes.
Tal y como ha sucedido en las últimas temporadas, el Gran Canaria se perfila como un hueso duro de roer. Un bloque construido con mucho acierto dentro de sus limitaciones presupuestarias, bien dirigido desde el banquillo por Luis Casimiro y que se presenta en Vitoria inmerso en una buena dinámica de juego y resultados. Precisamente su única derrota en estos últimos tiempos tuvo lugar el pasado domingo en Badalona ante el Joventut, que encontró por fin un resquicio de debilidad en un plantel que estaría si cabe más arriba de no ser por aquel errático comienzo liguero nada más conquistar la Supercopa.
Sin excesivos nombres rutilantes pero con todos los puestos perfectamente cubiertos, el Gran Canaria se le ha atragantado esta campaña a un Baskonia que necesitará su mejor versión si no quiere verse envuelto en problemas. En la ida, por ejemplo, un caótico papel en el cuarto inicial (22-6) dejó sin respiración ni capacidad de respuesta a la escuadra vitoriana.
Las amenazas amarillas serán múltiples y llegarán desde todos los lados de la cancha. Al frente del timón, dos veteranos como McCalebb y Oliver se complementan a la perfección y parecen no acusar el paso de los años, el perímetro atesora dinamita suficiente con dos tiradores letales (Salin y Kuric), mientras que en la pintura también cuenta con pívots rocosos, entre ellos Hendrix y Báez. El exbaskonista Planinic ha carecido este curso de continuidad por las lesiones. En definitiva, un partido de la máxima dificultad con la incógnita de saber el aspecto que registrará el Buesa Arena debido a la festividad de Semana Santa.