vitoria - Desde que apenas unas horas antes del inicio de la temporada oficial en la NBA los responsables de Houston Rockets decidieran cortar a Pablo Prigioni y dejarlo sin ficha para el ejercicio que estaba a puntos de arrancar, el nombre del jugador argentino comenzó a resonar como un mantra cada vez con más fuerza en el entorno del Baskonia. Primero fueron solamente ensoñaciones lógicas de aquellos que habían disfrutado desde la grada de sus hazañas sobre el parqué. Después, cuando el propio protagonista desveló que en el caso de regresar a la Liga ACB no contemplaba la opción de jugar en otro sitio que no fuera Vitoria, una hipótesis cada vez más próxima pese a los desmentidos del club de Zurbano. Casi al filo de las dos de la tarde de ayer, se convirtió finalmente en una ilusionante realidad. La entidad azulgrana anunció a través de las redes sociales la contratación para lo que resta de temporada del veterano jugador de Río Tercero y, con ello, desató un terremoto de ilusión.

Porque la incorporación de Prigioni al combinado de Sito Alonso supone, al menos a priori, la guinda de un pastel que ya contaba por sí mismo con ingredientes de lo más atractivos. Nombres rutilantes que, sin embargo, ni mucho menos hacen sombra al del argentino. Y es que su fichaje supone mucho más que el simpre hecho de añadir una pieza más a la rotación. Con él llega al vestuario del Buesa su innegable calidad y talento pero también -y sobre todo- su carácter, experiencia, capacidad de liderazgo, inteligencia dentro y fuera de la pista y un conocimiento del entorno en el que se va a desenvolver al alcance de muy pocos. Es verdad que en esa misma maleta también viajan los 39 años que cumplió el pasado 17 de mayo pero lo que para la mayoría supondría una inevitable sentencia de jubilación en su caso se antoja más una valiosa experiencia que otra cosa.

A lo largo de su dilatada carrera Prigioni ha atravesado situaciones bien diferentes pero en todas ellas ha destacado por saber interpretar lo que necesitaba el equipo en cada momento como un perfecto director de orquesta. Más allá de su propio brillo personal, ha permitido el crecimiento de sus compañeros y contribuido de manera fundamental a que elevaran su rendimiento. Tanto en la ACB, como con la selección argentina o en la NBA, además, ha sabido adaptarse a los diversos roles que le ha tocado desempeñar y esa será precisamente una de sus virtudes más valiosas en este nuevo ciclo que está a punto de comenzar.

En la que va a ser su tercera etapa en el Baskonia (la primera abarcó el periodo comprendido entre los ejercicios 2003-04 y el 2008-09 y la segunda el curso 2011-12) contará con un papel muy diferente al de las siete temporadas anteriores pero, probablemente, no menos importante. En el pasado ejerció de protagonista indiscutible teniendo que cargar con la responsabilidad de dirigir al equipo casi en solitario. Ahora, en cambio, la situación es bien diferente y le tocará actuar de escudero de lujo Larkin. Contará, por lo tanto, con una ración de minutos sensiblemente inferior pero en ese tiempo tendrá el difícil cometido de conseguir que el nivel del plantel vitoriano no se resienta y, si es posible, subirlo aún un peldañito más. El joven estadounidense y el veterano argentino formarán de este modo un dúo complementario de enorme calidad que puede emular por ejemplo al que integraron unos cuantos años atrás Elmer Bennett y Chris Corchiani.

La llegada del de Río Tercero a Vitoria -que tendrá lugar la próxima semana-, eso sí, provocará inevitables movimientos en el seno del conjunto azulgrana. Para empezar debilita la posición de un Rafa Luz que ha sido uno de los señalados desde el inicio del curso al no ser capaz de ofrecer regularmente un nivel alto que permita el descanso de Larkin. Además, parece zanjar el debate sobre el puesto en el que actuará Beaubois que, con tres bases puros ya en la plantilla, ejercerá definitivamente de dos.

Por otro lado, el fichaje de Prigioni vuelve a poner trece fichas en las manos de Sito Alonso, lo que supone que el entrenador baskonista tendrá que hacer un descarte antes de cada partido siempre que no haya ninguna baja por lesión. Para los encuentros de Euroliga podrá tomar esta decisión con absoluta libertad puesto que no existe restricción alguna respecto a las nacionalidades de los integrantes de los equipos pero el asunto no será tan sencillo en la ACB. Cuando se marchó a la NBA en el verano de 2012 el base argentino perdió su condición de cupo, por lo que en esta nueva etapa tendrá licencia de comunitario. Como consecuencia, el descartado en la competición doméstica no podrán ser en ningún caso Rafa Luz, Sedekerskis, Ilimane ni Shengelia.

Tras unos cuantos meses sin participar en competición oficial alguna -a la conclusión de la pasada temporada regular de la NBA renunció a acudir con Argentina a los Juegos Olímpicos y desde entonces solo ha completado la pretemporada con Houston-, Prigioni necesitará tiempo para poder mostrar su mejor nivel pero ayer mismo ya se encargó de dejar claro que arde en deseos de reverdecer viejos laureles. “Estoy muy, muy contento de volver y con muchas ganas de llegar y sumarme al club. La verdad es que está haciendo una muy buena temporada, tiene grandes jugadores y un gran entrenador y no veo la hora de llegar, ponerme a sus órdenes y tratar de ayudar en todo lo que pueda”, señaló a través de un vídeo difundido por el Baskonia. El base sudamericano también quiso agradecer al club “la confianza” mostrada en él y confía en devolverla sobre el parqué en esta nueva etapa que cierra su particular círculo baskonista.