Vitoria - A una locomotora lanzada y que transita a toda velocidad tanto en la ACB como la Euroliga trata de subirse definitivamente un último pasajero en busca de su mejor tono físico y huérfano todavía del rodaje competitivo ideal. Tras diez largos meses en el dique seco, Davis Bertans se halla inmerso dentro de un laborioso proceso de reintegración a un equipo que aún tiene visos de prolongarse varias semanas. No hace falta decir lo que significa para el crecimiento de un jugador de tan solo 23 años haber sufrido dos roturas de cruzado en su carrera, una de las peores lesiones en el deporte profesional. De vuelta a la actividad tras una dura rehabilitación, el miedo a una nueva desgracia atenaza al protagonista y merodea la cabeza más de la cuenta.

Cuando se cumple algo más de un mes desde su reaparición, acaecida el pasado 29 de enero en el Palau ante el Barcelona, el francotirador letón no ha adquirido aún esa velocidad de crucero por la que suspira todo el mundo y que haría del Laboral Kutxa un plantel si cabe más temible de lo que es en la actualidad. Tras pasar de puntillas por la Copa del Rey celebrada en el Coliseum de A Coruña, ha alternado buenas actuaciones con otras en las que su rendimiento no ha estado a la altura de las circunstancias. En definitiva, lo esperado y lo lógico teniendo en cuenta de donde viene y los terribles golpes que le ha ido deparando el baloncesto a una edad en la que básicamente se necesita cierta continuidad y, por descontado, la confianza de los entrenadores.

Bertans ha dejado fogonazos de su enorme calidad y su muñeca sigue siendo un filón, pero en el lado negativo de la balanza también ha evidenciado que necesita progresar en otras facetas del juego si -como todo hace indicar- quiere ser una pieza importante a partir de la próxima temporada en la NBA. Los Spurs, que compraron sus derechos a los Pacers nada más ser escogido en el draft de 2011, ya le esperan con los brazos abiertos tras haber supervisado desde abril del año pasado la recuperación de su maltrecha rodilla. Su contrato en Vitoria expira en junio de 2017, por lo que el Baskonia aspira este verano a hacer negocio con su segura marcha.

En descargo del jugador nacido en Valmiera, además, figura el nuevo rol que debe cumplir en su segundo curso de militancia azulgrana. Su reincorporación al equipo ha coincidido en el tiempo con la lesión de Shengelia, que prácticamente ha dicho adiós a la temporada tras su lesión de menisco. Esta baja, unida a la sobriedad de un intocable Hanga en el puesto de tres, ha obligado a Perasovic a desplazarle al cuatro. Fuera de su hábitat natural con el fin de plegarse a las necesidades de un Baskonia que cuenta con Tillie como única pieza pura para dicha demarcación, el de Bertans es un papel ingrato que posiblemente no esperaba desempeñar. Por tanto, la paciencia es la mejor consejera para que ofrezca en próximas fechas su mejor versión.

apuros en defensa No resulta demasiado extraño que al báltico le esté costando en estos pasos iniciales adquirir los mecanismos que requiere su nueva posición. Por ejemplo, su caudal de rebotes se antoja escaso para alguien reconvertido a interior. Hasta la fecha se limita a abrir el campo para explotar su vena triplista y favorecer los espacios a Bourousis en la pintura. También suele protagonizar esporádicamente algún fuera-dentro tratando de aprovechar la mayor rapidez que algunos de sus pares. En el capítulo de los debes, por contra, Bertans malvive básicamente por su debilidad defensiva. Este hecho se acaba de acrecentar en los dos últimos partidos de la Euroliga ante el Zalgiris y el Olympiacos. Cuando le ha tocado bailar con dos de los cuatros más incisivos que habitan en la competición continental, su sufrimiento ha salido a la luz.

Tanto el lituano Paulius Jankunas como el griego Georgios Printezis, ambos más corpulentos y físicos, le han buscado las cosquillas una y otra vez obligándole a recular hacia atrás. Consecuencia de ello, el peaje ha sido casi siempre una canasta en contra del Baskonia o una falta del letón. Un pequeño foco de intranquilidad para el que Perasovic, habida cuenta de la ausencia de larga duración de Shengelia, deberá encontrar antídotos. De cara al trascendental desafío de dejar zanjado en las próximas jornadas el pasaporte hacia el Top 8, es obvio que ninguna pata de la mesa puede cojear. El CSKA (Vorontsevich), el Real Madrid (Reyes) y el Barcelona (Barcelona) lucen entre sus filas cuatros con las virtudes suficientes como para crearle problemas. Queda el consuelo de que para todos ellos también será complejo hacer frente a muchos metros del aro a un tirador tan compulsivo.