vitoria - Hechos los deberes con solvencia en la Euroliga, el Baskonia vuelve a zambullirse esta tarde en la ACB en busca de otro golpe de autoridad que deje todavía más encarrilado si cabe el pasaporte para la Copa del Rey prevista en febrero del 2016 en A Coruña. Tras despachar con suficiencia el pasado jueves al Limoges, aterriza esta tarde en el Buesa Arena otro rival propicio para reforzar su autoestima. El Iberostar Tenerife, inmerso en muchos problemas desde el arranque de la temporada y que trata de huir a la desesperada de la zona caliente con el reciente cambio de rumbo emprendido en su banquillo, parte como víctima propiciatoria del conjunto vitoriano a poco que el partido discurra por los cauces de la lógica.
De prolongar una jornada más la imbatibilidad como anfitrión, los alaveses seguirían en la zona noble de la clasificación con ocho victorias, cerca del límite que suele establecerse todos los años para incrustar la figura en el torneo copero. Nadie duda que, dadas las prestaciones del Laboral Kutxa, esta cifra irá subiendo como la espuma en las próximas semanas ante el asequible calendario que aguarda hasta la llegada del 2016. El choque frente a los insulares constituye la antesala de una secuencia de enfrentamientos ante el Bilbao Basket, el Sevilla, el Gipuzkoa y el Fuenlabrada, todos ellos inmejorables para no perder el tren cabecero en una fase regular donde Valencia Basket, Barcelona y Real Madrid están imponiendo un ritmo frenético a sus perseguidores.
El objetivo de los vitorianos reside en ir marcando diferencias sobre el quinto para asegurar la etiqueta de cabeza de serie en tierras gallegas. A priori, el de esta tarde es un pulso desigual entre dos conjuntos antagónicos y distanciados por una brecha sideral en todos los apartados del juego. Tras unas notables últimas campañas en las que apenas ha sufrido sobresaltos para alcanzar la permanencia, el combinado chicharrero no vive hoy en día momentos de bonanza. Arrancó el torneo liguero con cinco derrotas ligueras y el técnico que ha posibilitado su era más gloriosa, Alejandro Martínez, arrojó la toalla posibilitando el aterrizaje de Txus Vidorreta, un clásico de los banquillos con el que el Tenerife ha dado síntomas de mejoría. Bajo la dirección del vizcaíno, llegaron las victorias ante el Gran Canaria y el Fuenlabrada.
Sin embargo, el próximo rival azulgrana viene de encajar un doloroso traspié ante un rival directo como el Manresa, lo que denota que todos sus males no se han curado. Pese a mantener intacto buena parte del esqueleto del pasado ejercicio -Sikma ha sido su baja más significativa-, los insulares están purgando el controvertido rendimiento de algunos fichajes destinados a elevar la calidad de la plantilla. En Vitoria, eso sí, ya estará con mayor ritmo Saúl Blanco, que acaba de reaparecer tras dejar atrás una grave lesión en el codo que le ha mantenido casi medio año en el dique seco. Richotti y Sekulic se perfilan como las mayores amenazas visitantes en un partido donde deben erradicarse las confianzas.
De abrir brecha en los albores, Perasovic podría aprovechar la coyuntura para economizar esfuerzos y conceder minutos a los jugadores más necesitados de confianza. Planinic, Corbacho, Blazic o James deben demostrar al croata que pueden disponer de un mayor protagonismo en las veladas de cuchillos afilados. Es en días como hoy donde los suplentes se hallan obligados a dar el do de pecho para convencer a un técnico que pretende involucrar a todos en este buen momento colectivo.