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Partido soñado . Aprovechó la idílica coyuntura para oxigenar a los pesos pesados del equipo y repartir minutos entre todos los componentes de la plantilla. Incluso rescató del anonimato a un Jelinek que había sido relegado al ostracismo en las dos últimas jornadas. Los pecados del equipo han sido tan graves en los últimos meses que el primer escollo del 'play off es ahora de lo más envenenado.
Desigual motivación. La lógica más aplastante se plasmó en un partido donde el anfitrión mostró un colmillo afilado y el visitante, limitado y de vacaciones, apenas planteó oposición.
Transición y dinamismo. El Baskonia impuso un ritmo elevado de juego que le condujo hacia una plácida victoria. Se hinchó a sumar canastas fáciles fruto de la clarividencia de Heurtel, la hegemonía interior de Pleiss y la raza del 'Chapu'.
Sin forzar. Cuando algunos suplentes hicieron acto de presencia, la estabilidad azulgrana se resintió. El inicio del segundo cuarto, saldado con un parcial desfavorable de 0-10 ante la oscura batuta de Renfroe, constituyó el mejor ejemplo de ello.
gasteiz - Antes de que arrecie la tempestad en forma de eliminatoria ante un ogro culé sediento de gloria y huérfano de alegrías en los últimos tiempos, unas buenas dosis de relax y tranquilidad siempre son bienvenidas. En la antesala de un play off diseñado por el enemigo más maquiavélico, el desembarco de un inofensivo Fuenlabrada deparó uno de los encuentros más plácidos de la temporada. Se cumplió la lógica y la matinal discurrió por los cauces previstos. Y es que el Laboral Kutxa circuló en una alfombra roja para certificar la sexta posición de la fase regular. Quedó rubricado así el cantado pulso ante el Barcelona, un escollo a priori insalvable para abrir boca en unas series finales tortuosas y exigentes a más no poder.
Semejante destino cruel se lo ha ganado a pulso un maratoniano alavés cuyas concesiones en esta fase regular han resultado inconcebibles e inexplicables. Su inconsistencia, sus carencias y su escasa credibilidad como colectivo le dejan a los pies de los caballos. Con la vitola de convidado de piedra para afrontar un envenenado regalo que amenaza con cerrar prematuramente una temporada amarga y aderezada de espinosos asuntos extradeportivos. Nada se salió del guión preestablecido tras un trámite que destapó la desigual motivación de un anfitrión con alicientes en juego y un visitante que ha encargado desde hace semanas los pasajes y los vuelos para iniciar las vacaciones.
Se trataba de comparecer a la fase caliente de la temporada con buenas sensaciones y el Laboral Kutxa selló su objetivo en una matinal propicia para alimentar su autoestima. Por si existía alguna duda tras el concluyente triunfo en el Príncipe Felipe, el cuadro de Scariolo desterró el último atisbo de duda sobre su preferencia inicial en el camino hacia el utópico suelo liguero. Mejor cuajar una labor profesional que dejarse llevar para evitar unas cábalas que no conducen a ningún sitio y, a la postre, acarrean dividendos profesionales. Así lo entendió el Baskonia, que trituró a un Fuenlabrada sin ánimo de ejercer la más mínima oposición en un Buesa Arena nuevamente desértico. El colmillo afilado del necesitado contrastó con la actitud turística de un plantel madrileño cuyas limitaciones le convirtieron en una presa fácil.
minutos para todos Para clausurar una fase regular salpicada de desencantos, emergió un partido de guante blanco y carente de rigor táctico. Defensas de plastilina en uno y otro bando, porcentajes de tiro de ensueño, incesante riada de canastas en transición... Un escenario idílico para que también surgieran esporádicos brotes de individualismo a la hora de hacer números y presentar credenciales con el fin de ganarse un buen contrato para el futuro. El Baskonia, obligado a no ver gripado su motor a estas alturas y exhibir un talante belicoso que augure algo positivo en el diabólico combate ante los culés, cumplió todos los objetivos previos al salto inicial. Scariolo oxigenó a los pesos pesados, continuó acelerando la puesta a punto de Renfroe, volvió a confiar en los jóvenes e incluso rescató del anonimato en la segunda parte al defenestrado Jelinek.
Un paseo militar que solo se vio empañado mínimamente por la pájara vivida al comienzo del segundo cuarto. Con el recién llegado base estadounidense al mando de las operaciones, el Laboral Kutxa cedió un parcial de 0-10 tras casi cinco minutos en blanco. Con el listón de la exigencia casi por los suelos y en espera de batallas mucho más ásperas, el conjunto azulgrana vio saciado su apetito voraz con otra anotación cercana a los tres dígitos.
El electrizante ritmo de Heurtel, la hegemonía interior de Pleiss y la raza de Nocioni, para quien no hay amistosos que valgan, endulzaron un cierre de la fase regular resuelto sin estridencias. Sexta posición en el zurrón, trabajo aseado e inyección de moral para encarar un enfrentamiento ante el Barcelona en el que, a priori, pintan bastos. El combinado catalán ostenta el cartel de favorito, pero nadie sospecha sobre su vulnerabilidad y condición terrenal. La reciente Final Four así lo ha atestiguado. Lástima que este Baskonia inestable dentro y fuera de la pista, sacudido por terremotos externos que le han golpeado en la línea de flotación, no haya dado excesivas muestras este curso de estar capacitado para gestas de enorme calado. Sin embargo, como se dice en estos casos, la fe es lo último que debe perderse.
Bien alimentado por Heurtel, su dictadura resultó insultante. Dominante y sobrado en la zona mientras estuvo en pista, ya que Scariolo le reservó para las ásperas batallas que se avecinan.