vitoria. El Baskonia afronta pasado mañana el primer match ball en esta Euroliga. O consigue doblegar al Khimki en Moscú, algo de lo que solo puede presumir el Olympiacos desde el arranque de la competición, o posee casi todos los boletos para despedirse prematuramente del torneo. Las cuentas están claras para el conjunto adiestrado por Zan Tabak, que debe imponerse en los dos partidos que restan para no verse apeado en un Top 16 cuyo camino empezó a torcerse definitivamente cuando encadenó la friolera de cinco derrotas consecutivas entre las jornadas cinco y nueve.
Los alaveses dependen todavía de sí mismos aunque parezca mentira. Eso sí, en el caso de hincar la rodilla en la periferia de Moscú, pasarán automáticamente a depender de terceros. Solo un milagro le mantendrá dentro de la competición en el caso de que no salde con éxito este desplazamiento a la vista de los asequibles compromisos que aguardan a algunos de sus rivales directos por amasar una de las cuatro primeras posiciones del grupo F.
El Maccabi es seguramente quien lo tiene más fácil de todos los implicados para dejar encarrilada su clasificación, ya que recibe en el Nokia Arena a la cenicienta del lote. El Besiktas ya efectuó la semana pasada un favor de dimensiones colosales al Caja Laboral doblegando en casa al Montepaschi, pero se antoja una quimera que pueda batir a un cuadro hebreo en estado de gracia que se ha impuesto en todas sus apariciones dentro de la segunda vuelta de la liguilla.
El Olympiacos es otro que debería sumar la victoria si impone la lógica a domicilio ante el Fenerbahce, de largo la gran decepción de este Top 16. Las esperanzas baskonistas están centradas en que, ante la falta de alicientes, el combinado turco quiera rubricar una buena despedida delante de unos aficionados de uñas debido al pésimo rendimiento de un colectivo que apuntaba hace unos meses hacia la Final Four. Quien más complicado lo tiene, a priori, es el Montepaschi, en plena caída libre durante los últimos tiempos. Los toscanos reciben en el Palaestra a un Barcelona ya líder de grupo pero, al mismo tiempo, en estado de shock tras conocer el pasado lunes que Pete Mickeal se perderá toda la temporada debido a la recaída de su dolencia pulmonar.
Si el Baskonia pierde, estará eliminado siempre que dos de sus tres rivales directos, esto es Maccabi, Olympiacos y Siena, salgan airosos de sus respectivos compromisos. En ese caso, se fracturaría el grupo con una distancia de dos victorias a falta de una única jornada por celebrarse. Lo ideal sería que el equipo vitoriano no sólo gane al Khimki, sino que lo haga por más de 12 puntos para recuperar el average de la ida. Si se produce esta hipótesis, los resultados de los otros duelos quedarían en un segundo plano y, con un éxito por la mínima en el Buesa Arena frente al Montepaschi en la clausura del Top 16, sería suficiente para amarrar un objetivo francamente complejo. Cabe recordar que en esa última jornada, deberán verse las caras entre sí el Olympiacos y el Khimki en Atenas, mientras que el Maccabi deberá rendir visita al Palau. Ante todo, se trata de llegar vivos a esos metros finales.