El Baskonia cuajó ayer en tierras insulares uno de sus partidos más completos de la actual temporada y casi todo el equipo rayó al nivel que exigía una cita de tanto voltaje. Sin embargo, todos los honores recayeron ayer en Oleson y Barac. El primero firmó su actuación más rutilante desde que viste la elástica azulgrana con un colosal trabajo en los dos aros. No sólo maniató atrás a Carroll, sino que se despojó sus miedos en ataque y acribilló el aro local con cinco triples en instantes cruciales que enterraron las esperanzas del Gran Canaria. Por su parte, el gigante croata se erigió un día más en un baluarte imprescindible en la zona. A su incansable labor como intimidador en la zona, unió una excelente visión de juego desde la bombilla que se tradujo en infinidad de canastas de sus compañeros.
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