El Maccabi asestó ayer un duro gancho a un conjunto azulgrana que queda ahora besando la lona a expensas de lograr mañana revertir la eliminatoria para que ésta regrese a Vitoria para el último y agónico enfrentamiento final. Sin embargo, el cuadro alavés no acostumbra a salir bien parado de los quintos partidos, en una maldición que nació de la mano de Dusko Ivanovic hace ya más de una década y que tenido como escenario los play off finales de la ACB 04-05 ante el Real Madrid, la semifinal ante el Barça de la 06-07, las finales contra el Estudiantes en la 03-04 o los cuartos ante el Unicaja en la 02-03. En todas las ocasiones el Baskonia forzó un quinto partido, pero acabó sucumbiendo.

El precedente más cercano tampoco es demasiado halagüeño para los vitorianos, que en los cruces de cuartos de final de la pasada Euroliga sucumbieron en el cuarto encuentro frente al CSKA de Moscú. Con la eliminatoria 2-1 tras dos derrotas en la capital rusa (86-63 y 83-63) la victoria en el Buesa (66-53) vislumbraba vientos de cambio que Holden cortó en el tramo final para colocar el 70-74 y finiquitar el adiós azulgrana a la competición. Hace dos temporadas, en el cruce de la 2008-09 frente al Barcelona, el Baskonia encarriló el billete con un 2-1 a favor, pero dos derrotas consecutivas (63-84 en Vitoria y 78-62 en el Palau) hicieron hincar la rodilla a los baskonistas. Pero el inicio de la famosa maldición del quinto partido tuvo como protagonista a la Kinder de Bolonia en la final continental de la 00-01. Después ir perdiendo 2-1 en la serie, el cuadro alavés forzó un cuarto partido en el Buesa que venció 96-79 para, en el desenlace, sucumbir en Italia 82-74.