¿Estamos ante el típico partido donde tienen mucho que ganar y poco que perder?
Sí, puede ser. Somos conscientes de que en esta Liga ACB hay dos escalones bien diferenciados. Los equipos de Euroliga posee un nivel superior al resto y, si encima tienes que jugar en su campo, todo se complica. Es cierto que un conjunto como el nuestro, sabiendo las dificultades, también irá motivado para hacer algo importante. Estamos trabajando duro cada día y, por eso, no hay que despreciar de antemano ningún partido. Llegaremos con la máxima ambición pese a tratarse del Baskonia y del Buesa Arena.
Si fueron capaces de ganar en su día en el Palau al Barcelona, todo es posible. ¿Verdad?
Bueno... (risas). Son circunstancias especiales y determinadas que no suelen repetirse mucho en el tiempo. Es un dato que nos da optimismo, ya que nadie dentro del club ni los propios jugadores confiaban en que se pudiese dar aquel resultado. Aquella victoria da pie a pensar que no hay que tirar ningún encuentro antes del salto inicial y que este domingo puede suceder cualquier cosa. Aquella mañana es una referencia para nosotros, pero somos conscientes de que repetir esa hazaña es muy complicado.
El Caja Laboral se halla con la moral por las nubes tras colarse entre los ocho mejores de Europa. ¿Bueno o malo para ustedes?
Hombre, no sería una buena ecuación pensar cómo estarán ellos. Si nos limitamos a eso, mal vamos. Si hay alguna opción de ganar es únicamente fijándonos en nosotros mismos y saber si daremos nuestro cien por cien. No sé si eso será suficiente porque luego el partido puede determinar lo contrario. No podemos estar pendientes del nivel del Caja Laboral, ya que en ese caso perderemos seguro. Debemos hacer nuestro trabajo y fijarnos únicamente en dar nuestro máximo.
Poseen un colchón de cuatro triunfos sobre el descenso. ¿Satisfecho con el rendimiento maño o soñaba con miras más ambiciosas?
En absoluto he pensado que podíamos estar más arriba. La ciudad, el club y todo el mundo tenemos claro el mensaje que mandamos en su día. Somos un recién ascendido y lógicamente lo que necesitamos a medio plazo es asentar al equipo en la ACB. Todo pasa por asegurar en este primer año la salvación. En este sentido, todo va bien encaminado y estamos contentos. Ahora sólo nos falta terminar de rematar este trabajo. Las pretensiones no irán nunca más allá de la salvación porque, cuando eres un novato, debes ir poco a poco. Si conseguimos mantenernos, habremos dado un paso importante para seguir creciendo. La ciudad y el club demandan eso, pero las cosas importantes hay que lograrlas poco a poco. Vamos en la dirección correcta.
Pero no negará que el CAI no es como un recién ascendido cualquiera con esa masa social, ese pabellón majestuoso y un presupuesto que le da margen de maniobra.
Sin duda, hay una presión alrededor del equipo, ya que la demanda la ciudad. Zaragoza es una ciudad que respira baloncesto, el Príncipe Felipe se llena prácticamente todos los días y, por su historia, el CAI tiene la presión de crecer cada día. Este club no se puede conformar siempre con la situación de lograr la permanencia. Tras el batacazo que supuso hace dos años el descenso, hemos aprendido que para alcanzar metas hay que tener paciencia y que las cosas no se consiguen de la noche a la mañana. La afición exige que el proyecto vaya creciendo y que algún día seamos otra vez un club de mitad de la tabla hacia arriba, aunque para que esto se haga realidad se debe primero adquirir experiencia, ser humilde y trabajar duro. La ciudad se ha dado cuenta de que las cosas vienen poco a poco. Si rematamos esta campaña la permanencia, nos gustaría dar un paso al frente el año siguiente.
Otros históricos de la ACB como el Joventut y el Estudiantes están casi en bancarrota. ¿Les ayudará eso a escalar posiciones?
No lo sé. En términos económicos, la crisis está afectando al baloncesto en general y a nosotros también. Es cierto que nosotros no arrastramos grandes deudas ni tenemos una mochila pesada sobre la espalda. Con nuestras estrecheces, esto nos permite cierta holgura para plantear a medio-largo plazo un futuro de crecimiento. Al menos, no tenemos lastres y debemos crecer poco a poco económica y deportivamente para situar al equipo a las puertas de metas más ambiciosas.
Desde la lejanía, ¿cómo está viendo durante este ejercicio la convulsa trayectoria del Caja Laboral?
Desde el punto de vista del aficionado, soy un fan del Baskonia. Desde fuera, valoro tremendamente la capacidad de reinventarse que ha mostrado el club en la última década tras sufrir terribles pérdidas de jugadores. Se han ido Calderón, Scola, Nocioni o Splitter, pero siempre llegan jugadores que los suplen. Los que nos dedicamos a esto sabemos la dificultad que conlleva y el gran trabajo que hay detrás. La última Liga ACB no sólo es fruto del excelente trabajo de despacho, sino también de la implicación del cuerpo técnico y los jugadores para ganar a un Barcelona que parecía imbatible. Entonces no se me ocurre ni una sola crítica a su proyecto. Lógicamente harán cosas mal que deberán mejorar, pero desde fuera sólo puedo piropearles a todos los niveles. Ivanovic me parece un pedazo de entrenador que transmite una serie de valores con los que me identifico bastante.
Como director deportivo, ¿cree que la plantilla está descompensada?
A lo mejor, no tienen la solidez de los últimos años en cuanto al juego y la regularidad. Esto es producto, en parte, de la marcha de un primer espada como Splitter. Cuando se marcha un jugador así, por fuerza un proyecto se ve resentido. Suplir esa marcha no es fácil. Están en esa etapa de intentar cubrir todas esas carencias. Lo importante todavía está por jugar y, por eso, hay que tenerle en cuenta para los títulos. No siempre se puede quedar campeón de Liga, ya que hay otros clubes poderosos que también luchan por lo mismo. Si se da el caso de que el Baskonia no consigue esta campaña algún título, no sería criticable.