Ahora o nunca. Aprovechar un tren que pasa sólo una vez en la vida o caer en el olvido más absoluto a los ojos de los clubes más importantes de Europa. Vladimir Golubovic, la flamante adquisición baskonista para al menos el próximo mes, se halla ante una oportunidad única de justificar la categoría que se le presuponía durante el lustro comprendido entre 2003 y 2008 cuando empezaba a despuntar en las filas de la Vojvodina de Novi Sad.

Con el paso de los años, un bisoño y fornido pívot que no sólo despertaba la atención de los conjuntos serbios de más tradición (Estrella Roja y Partizan) sino que también apuntaba hacia destinos mucho más ambiciosos como la NBA, se ha estancado de manera alarmante. Su reciente militancia en el Olimpia esloveno, un lugar idóneo para crecer y despuntar como baloncestista, ha estado muy lejos de ser todo lo productiva que se esperaba en un principio.

Los problemas de cobro del jugador desde hace meses, la necesidad de reforzar la zona ante las lesiones de Splitter y Eliyahu, además del hecho de no tener que abonar ningún traspaso por su contratación a su club de origen, han empujado al Caja Laboral a apostar por este internacional montenegrino, al que ya intentó incorporar semanas atrás tras conocer la lesión de Barac.

Golubovic, de 2,12 metros con 24 años recién cumplidos, aterriza en la capital alavesa con una fama de pívot algo blando para su envergadura y corpulencia física. Sus lagunas defensivas, con especial mención para el desplazamiento lateral, pueden convertirse en una losa pesada a la hora de que Dusko Ivanovic le reserve un espacio en las rotaciones interiores.

Según diversas páginas americanas especializadas en baloncesto, este jugador balcánico posee un amplio margen de mejora en todas las facetas. La puerta de la NBA se le empezó a cerrar eso sí hace años cuando, tras participar en 2007 en el Reebok Eurocamp de Treviso junto a otras promesas de la canasta y declararse elegible para el draft, ninguna franquicia estadounidense apostó por él.

Una valoración de un ojeador de la mejor Liga del mundo, realizada en su día a la web draftexpress.com, le definía de la siguiente manera: "Es un pívot a la antigua usanza capaz de crearse sus tiros jugando de espaldas al aro pero sobre todo es un finalizador de jugadas que se aprovecha de los balones doblados por los exteriores y que gana bien la posición en el poste bajo". Miembro de la pujante selección de Montenegro, donde comparte equipo con Pekovic, Cook, Vranes o Dasic, Golubovic tiene como mínimo un mes para despejar las dudas.